Aunque las campañas por la Presidencia terminan oficialmente el 27 de este mes, algo tendrán que inventarse los candidatos para evitar que el inicio del Mundial de futbol los desaparezca de los medios.

Las campañas han caído ya en un impasse en el que hagan lo que hagan o digan lo que digan los cuatro presidenciables, poco o nada se mueven las preferencias electorales.

El fenómeno se recrudecerá exactamente en una semana, cuando inicie la competencia mundialista.

Y aunque en los equipos de campaña de José Antonio Meade y Ricardo Anaya hacen como que se muestran optimistas, la realidad es que las declaraciones de algunos de sus generales hablan ya del desánimo y la resignación.

Ahí está el caso de Jorge Castañeda que habla de un pacto Los Pinos-AMLO, por el cual el tabasqueño, si gana la Presidencia, no perseguiría penalmente a Peña y su equipo cercano.

Fake news’’, descalificó el vocero Eduardo Sánchez, pero el cambio del discurso del tabasqueño respecto a Peña, a quien incluso ya llama Presidente, es el sustento de la aseveración de Castañeda.

Faltan 19 días para el cierre oficial de las campañas, y hasta en ese tema López Obrador se ha posicionado mejor que sus adversarios.

La información de que realizará su cierre de campaña en el Estadio Azteca fue tendencia, para bien o para mal, en las redes sociales.

Ni Meade ni Anaya han declarado en dónde cerrarán sus campañas; no importa dónde lo hagan ya, porque la atención mediática otra vez estuvo con el hijo preferido de Macuspana.

Así las cosas, el calor soporífero que vive buena parte del territorio nacional parece haber contagiado las campañas electorales.

Que ya acaben, por favor.

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Para el tercer debate presidencial, que se realizará el próximo martes –ejercicio inútil, publicamos ayer aquí-, ya hubo un trascendental acuerdo: que los candidatos no se acerquen entre sí y que todos lleven traje y no guayabera.

Que porque la cromática, y el tiro de cámara y otros detalles técnicos.

Además, se busca evitar otra escena en la que López Obrador se guarde la cartera; el show barato, el pastelazo.

Con esos acuerdos fundamentales para la democracia del país esperamos que el tercer debate no arroje otras frases célebres para la historia nacional.

A ver quién arroja la primera.

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En el equipo de Meade se preguntan por qué tardó tanto el candidato presidencial en cambiar al presidente del PRI, cuando había señales inmensas de la división que estaba sembrando Enrique Ochoa Reza.

Ahora que comienza a verse la mano de René Juárez, parece demasiado tarde.

El guerrerense llegó a tratar de ordenar al partido, cuyos líderes estaban en la hamaca a la espera de la señal divina que les ordenara qué hacer para involucrarse en la campaña.

El primer logro de Juárez fue haber planchado el escenario para que Meade pudiera acudir al estado de Hidalgo a un evento de campaña, tras el enfrentamiento abierto que mantenía -¿mantiene?- con el ex secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong.

¿Para qué le alcanzarán estas poco más de dos semanas a Juárez y compañía?

A lo mejor la apuesta es el Congreso.