Muchos priistas –y no priistas- se preguntan por qué José Antonio Meade decidió que su cierre de campaña fuera precisamente en el estado de Coahuila.
Y es que, irremediablemente, cuando se habla de Coahuila lo que aparece en primer lugar es el escándalo de los hermanos Moreira.
El primero, Humberto, acusado de haber endeudado por las próximas tres generaciones al estado y Rubén, el segundo, señalado como el “mapache’’ que utilizó todos los recursos a su alcance para imponer a Miguel Riquelme en la gubernatura como su sucesor.
Humberto quiso competir por una diputación local abanderando a un partido regional y su hermano, entonces gobernador, se lo impidió.
En tanto que Humberto vive en el ostracismo político, Rubén será diputado federal por la vía plurinominal; es el encargado de tejer la red de comités priistas en todo el país, sin la cual el tricolor no puede aspirar a la victoria.
Los antecedentes no sirven mucho para explicar el porqué el superequipo de asesores de Meade lo llevará a Coahuila a dar el cerrojazo a una campaña que estuvo llena de desatinos.
Seguramente en el cuarto de guerra del candidato no priista del PRI contemplan escenarios que los mortales comunes no alcanzamos a discernir, pero no deja de ser una paradoja que justo cuando la bandera de Meade ha sido el combate a la corrupción haya escogido un estado cuyos dos últimos gobiernos han sido señalados precisamente por eso.
¿De quién sería la genial idea?
****
Si alguien llega a ver por casualidad a Gerardo Sánchez, candidato del PRI a la gubernatura de Guanajuato, avísenle que todavía no se acaba la campaña.
Sánchez tiene semanas que no realiza eventos masivos de campaña, acaso porque la diferencia con el puntero, el panista Diego Sinhué Rodríguez, es de 30 puntos porcentuales.
Bueno, hasta el ex panista Ricardo Sheffield y ahora candidato de Morena a la gubernatura ha superado al priista al colocarse en segundo lugar de la carrera.
Lo malo de todo esto para el PRI no sólo es la abulia de Sánchez, sino que como candidato haya impuesto a la ex panista Ruth Lugo como candidata a la presidencia municipal de la capital Guanajuato, que ahora se encuentra en tercer lugar, según varias encuestas.
El PRI no sólo perderá la gubernatura, sino el último bastión que le quedaba, la capital del estado.
Todo por los caprichos de un candidato que no debió ser.
****
Como porristas del Necaxa, los “rebeldes del PAN’’ son unos cuantos, pero siguen haciendo ruido.
Ayer el presidente del Senado y ex aspirante presidencial, Ernesto Cordero, presentó en la PGR una denuncia penal en contra de Ricardo Anaya y los hermanos Barreiro por el supuesto delito de lavado de dinero.
Sí, ya se sabía que Cordero junto con Lozano y otros tres legisladores eran enemigos de Anaya, pero no se esperaba que justo antes del tercer debate el legislador le hiciera el favor al PRI de denunciar a su ex compañero de partido.
Eso sí, en la demanda no hay ningún interés que no sea la verdad.
¿O sí?
****
Ave de tempestades, Federico Döring, candidato a diputado federal, propuso la creación de un Consejo Técnico para evaluar la seguridad en la CDMX.
No suena mal la idea, sobre todo considerando que cada año el Gobierno local gasta más de 37 mil millones de pesos en seguridad, y en lugar de mejorar, empeoramos.
A ver.