El Gobierno colombiano inició hoy el proceso de transición del mando al presidente electo el domingo, Iván Duque, quien asumirá el cargo el próximo 7 de agosto con la responsabilidad de reconciliar a un país dividido y de preservar el acuerdo de paz con las FARC.
Con ese propósito, el presidente Juan Manuel Santos designó este lunes a los ministros de Hacienda, Mauricio Cárdenas, y de Comercio, Industria y Turismo, María Lorena Gutiérrez, así como a su secretario general, Alfonso Prada, para que hagan la transición con el equipo que indique Duque, del partido uribista Centro Democrático.
“El proceso de empalme será organizado, transparente y objetivo, donde se miren los temas que se hicieron, los logros, las cosas que se deberían continuar y las cosas pendientes”, dijo Gutiérrez.
Para ello, explicó, la tarea se organizará por sectores con el propósito de que haya una transición “armónica” y “objetiva” para el bienestar de la ciudadanía.
Duque dedicó hoy su primer día como presidente electo a reuniones privadas, según fuentes de su entorno, y se espera que a mediados de esta semana tenga su primera reunión con Santos.
Analistas consideran que luego de ganar ayer con 10.373.080 votos (53,98 %) frente a las 8.034.189 papeletas (41,81 %) que obtuvo el izquierdista Gustavo Petro, Duque dio un acertado primer paso hacia el restablecimiento de la confianza de los sectores que no lo apoyaron.
“Entendiendo que estas elecciones dejaron fisuras, él hizo un llamado interesante a la necesidad de ser un presidente para todos”, manifestó a Efe el analista Jairo Libreros, profesor de la Universidad Externado de Colombia.
Para el experto, en el discurso que pronunció el mandatario electo quedó claro que “tendrá que estar dispuesto a encontrar mecanismos que permitan bajarle la temperatura a la disputa electoral, especialmente a la del sector que está descontento con la democracia”.
De hecho, la ONU elogió hoy el llamamiento a la unidad hecho por Duque y se comprometió a seguir apoyando al país para lograr la reconciliación tras más de 50 años de conflicto armado.
El organismo dio “la bienvenida a los primeros llamados a curar las divisiones entre los colombianos” y deseó “éxitos en esta tarea crucial”, según Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general, António Guterres.
Y es que, una vez asuma la Presidencia, su tarea primordial será alcanzar la estabilidad institucional y pasar la página de enfrentamientos que dejó la campaña por su cercanía con el ex presidente Álvaro Uribe, fuerte opositor al acuerdo de paz.
De no hacerlo, comentó Libreros, “va a ser un mandato muy difícil, en el que se dejaría espacio para que Petro, como jefe de la oposición, tenga la oportunidad de afectar la estabilidad del Gobierno”.
Las dificultades estarán a la orden del día, principalmente en lo relacionado con la intención de Duque de hacer “correcciones” al acuerdo firmado en noviembre de 2016 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ahora convertidas en partido político.
El propósito, según el presidente electo, es que “las víctimas, de verdad, sean el centro del proceso” y se garantice la “verdad, justicia, reparación y no repetición”.
Sobre el particular, la misión de acompañamiento del Parlamento Europeo para las elecciones de ayer reafirmó su apoyo al próximo Gobierno para la implementación del acuerdo y dijo tener “una apuesta férrea al proceso de paz”, expresó la presidenta de la delegación, Izaskun Bilbao.
Por su parte, el jefe negociador del Ejército de Liberación Nacional (ELN), Pablo Beltrán, instó desde La Habana a Duque a respetar el mandato popular del “sí a la paz” y confió en que prosigan los diálogos entre esa guerrilla y el Gobierno en la capital cubana.
Otro punto fundamental en el Gobierno entrante será la política exterior, en la cual Duque ya dio señales de que quiere mantener una buena relación con Estados Unidos, el principal socio político, comercial y militar de Colombia.
Esa cercanía dependerá de la capacidad del Estado colombiano de presentar resultados positivos en lo que tiene que ver con la reducción de los cultivos ilícitos.
El Gobierno colombiano reconoció el pasado jueves que el total de hectáreas sembradas con cultivos de coca en el país creció un 18,81 % el año pasado hasta alcanzar las 180.000 hectáreas.
Al respecto, la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, aseveró que Washington espera profundizar la asociación con Colombia basada en los valores democráticos compartidos.
“Trabajaremos con el presidente electo Duque para apoyar los esfuerzos en combatir el narcotráfico, fortalecer la seguridad, proteger los derechos humanos y garantizar la paz justa y duradera que su gente merece”, dijo la funcionaria.
NCG