MADRID.- Iñaki Urdangarin, cuñado del rey de España, Felipe VI, ingresó ayer en prisión para cumplir una pena de cinco años y diez meses de cárcel que le impuso el Tribunal Supremo por un caso de corrupción.
Urdangarin, esposo de la Infanta Cristina, ingresó “tranquilo” y con un trato “educado” hacia los funcionarios en la pequeña cárcel de Brieva, en la provincia castellana de Ávila, limítrofe con Madrid, informaron a Efe fuentes penitenciarias.
Se trata de una prisión para mujeres, pero que posee un módulo especial para hombres compuesto por cuatro o cinco celdas, una sala con televisión, duchas, un pequeño patio y un despacho que el cuñado del rey Felipe VI ocupará él solo.
Urdangarin, que llegó anoche al aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas procedente de Ginebra (Suiza), donde residía con su esposa y sus cuatro hijos, podía elegir el centro penitenciario para cumplir la condena como cualquier ciudadano que en el momento de ingresar en la cárcel se encuentre en libertad.
Sin embargo, su ubicación definitiva depende ahora de Instituciones Penitenciarias que, en función de sus condiciones, decidirá, en el plazo de dos meses, dónde cumple condena y en qué grado penitenciario le clasifica.
Urdangarin fue condenado por la Audiencia de Palma (en la región española de Baleares) por el desvío de más de seis millones de euros de dinero público entre 2003 y 2006 al Instituto Nóos, una fundación sin ánimo de lucro que él mismo presidía y que dirigió junto a su socio, Diego Torres, quien también ingresó ayer en otra prisión española para cumplir una pena de cinco años y ocho meses.