En materia comercial, sabemos que la intención del gobierno de Donald Trump es reducir el nivel de déficit tan grande que tiene frente al mundo, que en los últimos 12 meses sumaba 573 mil millones de dólares al mes de abril, destacando el déficit con China de 388 mil millones de dólares (67.7% del total), con México de 72 mil millones de dólares (12.6%) y con Japón de 70 mil millones de dólares (12.2%).
Dicho déficit se ha generado en el tiempo por un costo de producción local superior al de otros países o regiones, al propio tamaño de su economía de 18.6 trillones de dólares y en el tiempo, a una fortaleza del dólar frente a la canasta de divisas y monedas emergentes.
Es clara la forma de operar siempre a través de la presión y las amenazas para buscar alcanzar sus objetivos. Lo intentó con el TLCAN tomando posiciones radicales para modificar las reglas de origen, la abolición de los capítulos 11, 19 y 20, ligados a las controversias e imposición de dumping y la cláusula “Sunset” de temporalidad del tratado cada cinco años, entre otros. Todas estas modificaciones son una clara intención de ganarlo todo.
Al ver que la negociación ha buscado condiciones benéficas, pero parciales para Estados Unidos, su amenaza se hizo realidad con la imposición de aranceles al acero y aluminio teniendo las respuestas posteriores de Canadá y México.
Con respecto a China, se han establecido diversas reuniones con el objetivo de reducir el déficit comercial que para Estados Unidos es de 200 mil millones de dólares, mientras que China se comprometió a reducirlo en 70 mil millones de dólares con la adquisición de productos agropecuarios y energéticos.
Sin embargo, para el Gobierno americano es insuficiente, y amenazó con la imposición de aranceles de 25% y 10% para el acero y aluminio, primero hasta por 50 mil millones de dólares, teniendo una respuesta inmediata de China y ahora quiere otro por 10% hasta por 200 mil millones de dólares.
Ya también lo inició con la Unión Europea teniendo respuestas inmediatas al aumentar aranceles hasta por dos mil 800 millones de euros en productos como cacahuates, jugo de naranja, jeans, motocicletas y whisky.
Con todo esto, ¿a qué llegará el presidente Trump?
Estamos a cinco meses de llevarse a cabo las elecciones intermedias en la Unión Americana. El Partido Republicano tiene una clara desventaja en las diferentes encuestas. Está afectando inclusive a estados republicanos con estas presiones comerciales.
El primer efecto será el de una mayor inflación para su economía que, hasta el momento, viene creciendo a un buen ritmo, y de ahí que la Fed seguirá subiendo la tasa de interés. Sin embargo, un mayor precio de los bienes llevará a una disminución de la demanda y del consumo.
Nos preocupa la actividad mundial en 2019
Es muy probable que este tipo de decisiones afecte el ritmo de crecimiento en Estados Unidos, a pesar de la reforma fiscal iniciada en 2018.
Pero recordemos que serán los mercados los que pudieran empezar a anticipar una menor actividad económica. Por ello, habrá que seguir a las Bolsas americanas, a la divisa estadounidense y a la curva de los bonos del Tesoro. Alguno de estos mercados podría detonar en un ajuste fuerte durante el presente año, que al final impacte en los otros mercados y en un ajuste global.