Como en el teatro, ayer el presidente Felipe Calderón lanzó una segunda llamada de advertencia a los maestros que rechazan la prueba ENLACE y la evaluación magisterial. “Ya estuvo bueno de maestros que cobran sin trabajar”, dijo en alusión a los mentores de la CNTE que realizan en este momento paros laborales y marchas de protesta en al menos cinco estados del país.
Es la segunda vez que el Presidente amaga con obligar al poderoso sindicato a aceptar la evaluación que es rechazada por el magisterio. “La evaluación va”, había dicho el Presidente el pasado 15 de mayo en la celebración del Día del Maestro cuando pidió, frente a la maestra Elba Esther Gordillo, “honrar su palabra” y que el SNTE cumpliera los acuerdos que hicieron sobre el mecanismo para evaluar el trabajo de los maestros.
Aquel primer llamado del Presidente surtió sólo efecto a medias. Aunque Elba Esther Gordillo aceptó a regañadientes que el SNTE permitiera aplicar la prueba ENLACE, la misma maestra movió subrepticiamente los hilos para que su brazo disidente, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación o CNTE, iniciara las protestas, marchas y demás actos de presión para frenar la evaluación a los maestros.
Es del doble juego que hábilmente maneja Gordillo y la cúpula magisterial que, mientras negocia con el SNTE, presiona con la CNTE para doblar lo mismo a gobernadores que a la SEP o al mismo Presidente de la República. Es un juego perverso en el que la Coordinadora, aunque disidencia, mantiene vasos comunicantes con la maestra y, al menos en la oposición a la evaluación del magisterio, tienen el mismo objetivo: impedirla y evitarla a menos que sea bajo las condiciones de los maestros.
De hecho ayer estaba anunciada por la Presidencia la presencia de Elba Esther Gordillo en el acto en el que el presidente Calderón dio inicio formal a la aplicación de ENLACE, pero en lugar de la lideresa sólo llegó el secretario general del SNTE, Juan Díaz Covarrubias.
El conflicto magisterial que hoy tiene en jaque al Distrito Federal con marchas, bloqueos y un campamento de maestros instalado en el Zócalo, además del paro total en Oaxaca, y paros parciales en Michoacán, Guerrero y Chiapas, se gestó cuando la propia Elba Esther le pidió al secretario José Ángel Córdova posponer la evaluación de los maestros, prevista para el 23 y 24 de junio próximos, hasta en tanto se negociaran algunas “condiciones” del sindicato.
A principios de abril, recién llegado Córdova a la SEP y luego de que ella avalara su nombramiento, la maestra se reunió con el secretario y lo convenció de analizar la posposición del examen magisterial, con el argumento de que podían desatarse movilizaciones y protestas de los maestros que ella no podía controlar.
Pero el secretario discutió el tema con su equipo de colaboradores y el subsecretario de Educación Básica, Francisco Ciscomani, se opuso a posponer la evaluación y convenció a Córdova de seguir adelante con la prueba. El titular de la SEP, a su vez, convenció al Presidente de que era el momento de “estirar la cuerda” y realizar el examen.
Después de que la SEP hiciera pública su decisión de ir a la evaluación, hubo un segundo encuentro entre Elba Esther y Córdova, y ahí ya no hubo palabras cordiales y, según testigos, la maestra le subió el tono de voz al secretario, al grado de lanzarle palabras altisonantes por no cumplir lo que ella llamó “acuerdos”.
Así que la maestra comenzó su doble juego y mientras mandaba a los dirigentes del SNTE a negociar con la SEP los términos de la evaluación, al mismo tiempo soltaba a las huestes anárquicas de la CNTE para ejercer presión contra el examen. Hoy está claro que la cuerda está tensa y de un lado jala el gobierno y del otro la disidencia magisterial. Detrás está Calderón con sus amagos y del otro la maestra mueve los hilos. ¿Quién se impondrá en este juego de estirar la cuerda?
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