CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco nombró hoy a 14 nuevos cardenales, once de ellos electores en un posible cónclave, algunos de lugares donde no había purpurados, y les recordó que su máxima condecoración es servir y que nunca deben mirar “por encima del hombro a nadie”.
En una ceremonia en la basílica de San Pedro en el Vaticano, Francisco celebró el que es el quinto consistorio, la ceremonia para la designación de nuevos cardenales, de su pontificado y que como en los anteriores estuvo marcado por querer dar al colegio cardenalicio una mayor representación de Iglesias más alejadas.
Por ello, hoy juraron obediencia y fidelidad al papa y a sus sucesores, el patriarca de Babilonia de los Caldeos, en Irak, Louis Raphael I Sako, en lo que se interpreta como un gesto de cercanía ante la situación de los cristianos perseguidos en la región y Joseph Coutts, arzobispo de Karachi, Pakistán, otro lugar donde los cristianos son una minoría.
Tras este consistorio habrá en el futuro cónclave un japonés Thomas Aquino Manyo Maeda, arzobispo de Osaka, y un purpurado de Madagascar, Désiré Tsarahazana, arzobispo de Toamasina.
También se nombró cardenal a un jesuita como el papa, el arzobispo de Huancayo, Pedro Ricardo Barreto Jimeno, y gran defensor de la Amazonía y del pueblo indígena.
El resto son nombramientos vinculados a la Curia como el español Luis Ladaria Ferrer, también jesuita y que desde el 1 de julio de 2017 es Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe; el ex sustituto de la Secretaría de Estado y ahora prefecto para La Causa de los Santos, Giovanni Angelo Becciu.
También el Limosnero pontificio, Konrad Krajewsky, que será cardenal entre los pobres ya que ha asegurado que continuará con su labor de salir a la calle a asistir a las personas sin hogar.
Completan los 14, el vicario de Roma, Angelo De Donatis y el obispo de Leiria-Fátima, Antonio dos Santos.
Y los tres que ya han cumplido los ochenta años y no podrán formar parte de un cónclave: el mexicano Sergio Obeso Rivera, el boliviano Toribio Ticona Porco y el español Aquilino Bocos Merino.
A los que antes eran llamados los “príncipes de la Iglesia”, el papa les recordó que hay que huir de las “envidias” y de las “intrigas palaciegas”.
Les subrayó que “la máxima condecoración” y la “mayor promoción” que pueden obtener es “servir a Cristo en el pueblo fiel de Dios, en el hambriento, en el olvidado, en el encarcelado,en el enfermo, en el tóxico-dependiente, en el abandonado…”
Les animó también a que, a pesar de su nuevo cargo, nunca miren “a los demás por encima del hombro” y valoró que solo es “lícito mirar a una persona desde arriba hacia abajo, cuando la ayudamos a levantarse”.
Durante la ceremonia de creación de cardenales, término que se utiliza en la Iglesia para referirse a esta designación, los nuevos purpurados se arrodillaron ante el papapara recibir el birrete que Francisco les recordó en latín que es “rojo como signo de la dignidad del oficio de cardenal, y significa que estás preparado para actuar con fortaleza, hasta el punto de derramar tu sangre por el crecimiento de la fe cristiana…”.
Y el anillo cardenalicio “signo de esa dignidad, de solicitud pastoral y de más sólida unión con la Sede del Apóstol San Pedro“.
El papa intercambió después el beso de la paz con los nuevos miembros del Colegio Cardenalicio y les asignó una diaconía, una parroquia romana, con la que están vinculados al clero de Roma.
El español Ladaria, jesuita como Francisco, le otorgaron la Iglesia de San Ignacio de Loyola; mientras que a Bocos Merino, la parroquia de Santa Lucia de Congalone.
Al nuevo cardenal peruano la iglesia de San Pedro y Pablo; al mexicano Obeso, la de San León I; y al boliviano Ticona Pordo, la de San Joaquín y Santa Ana.
Mañana Francisco celebrará la misa por la festividad de los santos Pedro y Pablo, patronos de Roma, con los nuevos cardenales en la Plaza de San Pedro.
GAC