Tras felicitar a la sociedad y al gobierno de México por el esfuerzo democrático que significaron las elecciones del pasado domingo, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) saludó “con respeto y cercanía” a Andrés Manuel López Obrador por su triunfo.
En un comunicado firmado por el cardenal José Francisco Robles Ortega y por el obispo auxiliar de Monterrey, Alfonso G. Miranda Guardiola, presidente y vicepresidente de la CEM, advirtieron que “todos estamos llamados a colaborar, de forma positiva, con nuestras autoridades electas”.
Recordaron que la jornada del domingo pasado, en general ordenada y serena, contó con la participación de millones de mexicanos, quienes, en este esfuerzo democrático, pusieron su dignidad y libertad como seres humanos, para participar en la vida social.
Los prelados indicaron: “Sólo podremos crear mejores condiciones de desarrollo para todos, si nos involucramos en primera persona en el mejoramiento de nuestros municipios, entidades federativas y de toda la República mexicana”.
Advirtieron que ningún gobernante por sí solo tiene todas las ideas y todas las soluciones, por lo tanto, es responsabilidad nuestra seguir participando cívicamente, siempre con respeto de los derechos humanos y del auténtico bien común.
Para vencer la desigualdad, el egoísmo y el abuso, se requieren educación, combate a la pobreza, verdad y libertad con respeto a la diferencia, buscando siempre los consensos.
La Conferencia del Episcopado Mexicano aprovechó para reprobar los actos de violencia suscitados en algunas localidades del país, especialmente aquellos que atentaron en contra de la vida humana.
También aprovecharon para llamar a los creyentes a unirse en oración, para agradecer y consolidar este momento cívico-político y, en particular a los católicos, “los exhortamos a redoblar su compromiso para que el testimonio de nuestra entrega y generosidad, iluminen la vida social”.
Ratificaron su intención de construir un México reconciliado, justo y fraterno, que reivindique la dignidad de los más pobres y excluidos, la vida del no nacido, el bien de las familias y la auténtica libertad religiosa.
GAC