Las autoridades de Tailandia confirmaron hoy la muerte de un buzo de los equipos de salvamento que tratan de rescatar a doce niños y un adulto atrapados en una cueva de norte del país desde el 23 de junio.
La víctima, antiguo miembro de los cuerpos de elite de la Marina de 38 años e identificado como Samarn Kunan, pereció el jueves al quedarse sin oxígeno mientras regresaba buceando de la cavidad donde se encuentran los niños.
“La muerte de este experto buceador sirve para mostrar la dificultad de las tareas de rescate (…) A pesar del deceso no vamos a parar de trabajar para sacar al grupo”, declararon a Efe fuentes de la Oficina del Gobernador de Chiang Rai, donde se encuentra la cueva.
Los restos mortales del fallecido serán trasladados hasta la ciudad portuaria de Sattahip, en el sureste, donde se celebrará el funeral.
Las autoridades analizan dos opciones para la salida de los niños: bucear por los pasadizos inundados o encontrar un hueco en la montaña por donde sacarlos con la ayuda de un helicóptero.
La ventana del buen tiempo y el drenaje artificial de las aguas que inundan parcialmente la cueva han abierto la posibilidad para una tentativa de rescate.
No obstante, las autoridades eluden anunciar una fecha para las operaciones, aunque aseguran se procederá de manera gradual, sacando primero a los niños en mejores condiciones físicas y psicológicas.
El grupo -compuesto por doce niños de entre 11 y 16 años y un adulto de 26- fue encontrado la noche del lunes en una isla de terreno seco a unos 4 kilómetros dentro de la caverna y tras nueve días de intensa búsqueda en la que han participado más de 1.300 personas.
Visiblemente delgados, pero en buen estado anímico y de salud, los jóvenes están siendo atendidos en la gruta por una decena de militares, entre ellos un médico y un psicólogo.
Gracias a la ingesta de complementos vitamínicos, el grupo recupera poco a poco las fuerzas con vistas a la segunda fase: la salida de la cueva situada en el parque natural Tham Luang-Khun Nam Nang Non, en Chiang Rai.
Para ello, los escolares y el monitor han comenzado un entrenamiento intensivo para aprender a bucear, una opción de elevado riesgo por la nula visibilidad y los angostos pasadizos que tendrían que superar.
Los trece se internaron en las galerías el sábado 23 de junio tras un entrenamiento de fútbol cuando una súbita tormenta comenzó a inundar la cavidad y les cortó la salida.
NCG