Foto: Cuartoscuro Esparza Meza, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, aconsejó la especialista, se debe enseñar a las personas a diversificar las actividades que realizan para que aprendan a establecer un equilibrio entre el trabajo, la familia, los amigos y la recreación  

Las vacaciones, fines de semana e incluso la jubilación, que representan cambios radicales en la rutina, no siempre son motivo de alegría, por el contrario, para algunas personas son detonantes de la llamada “enfermedad del ocio”.

 

Eva María Esparza Meza, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, dijo que aunque ese trastorno no es un diagnóstico aceptado por los especialistas de la salud, en la práctica clínica “hay gente a la que le angustia el tiempo libre, e incluso, se ve imposibilitada para planear actividades. El simple hecho de pensar en el ocio genera angustia, trastornos del sueño, enojo o depresión, que se reflejan en síntomas psicosomáticos como vómito, fiebre, diarrea o gripa”.

 

En este sentido, aconsejó la especialista, se debe enseñar a las personas a diversificar las actividades que realizan para que aprendan a establecer un equilibrio entre el trabajo, la familia, los amigos y la recreación.

 

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