El ciclista belga reforzó su liderato con el segundo puesto, en tanto, John Degenkolb resurgió y volvió a firmar una gran victoria en la novena etapa del Tour
En una jornada de gran dureza que no causó estragos en la general y los favoritos se mantuvieron en sus posiciones, el alemán John Degenkolb volvió a ganar en Roubaix.
Esta vez levantó los brazos en el centro de la ciudad batiendo en duelo directo al líder Van Avermaet y al otro belga de la escapada definitiva, Yves Lampaert. Una disputa entre especialistas que se resolvió por velocidad entre solo tres corredores, los únicos que fueron capaces de saltarse el grupo de favoritos.
La colaboración del trío ganador les permitió arribar con 17 segundos de adelanto sobre un grupo que lideró Peter Sagan respecto al grupo principal donde estaban casi todos: Valverde, Quintana, Froome y Dumoulin. El único perjudicado por la etapa del pavé fue el colombiano Rigoberto Urán, que se dejó en meta 1.28 minutos sobre sus rivales directos.
Avermaet supo defender el maillot amarillo y luchó por la etapa. Disfrutará la jornada de descanso como líder. Entre los candidatos de la general el primero es Valverde a 1.31, y le siguen Froome a 1.42, Landa con el mismo tiempo, Nibali a 1.48, Dumoulin a 2.03, Quintana a 2.50 y Urán a 2.53. Con estas diferencias, para nada definitivas, entrarán los elegidos a los Alpes.
Era la etapa del miedo, la que quitó muchas horas de sueño, pues exigía cambios materiales, como ruedas especiales con presión menor para amortiguar el trote, y un despliegue excepcional de auxiliares por los tramos adoquinados.
Un comienzo, efectivamente, de miedo. Una caída temprana mandó al hospital, por segundo año consecutivo, al australiano Richie Porte (BMC), uno de los favoritos, y al español José Joaquín Rojas, el hombre que debía cuidar de Nairo Quintana durante toda la etapa.
Hubo cortes y favoritos en apuros. Dumoulin quedó cortado, Bardet mil veces en agonía, en un día aciago que solventó con nota. Y muchos lo intentaron a medida que se acercaba la meta. A 34 de Roubaix saltó Peter Sagan, pero al triple campeón mundial no se le permitió la fuga.
Se formó un grupo de 30 unidades con todos los nombres ilustres. Iba a ser la selección definitiva. La clave llegó en el penúltimo sector, el de Camphin en Pévéle, a 16 de meta, cuando atacó el campeón belga Lampaert. Solo le siguieron Van Avermaet y Degenkolb. Abrieron hueco y se decidió la etapa. Tres ciclistas de postín, dos de ellos ganadores de “la clásica de las clásicas” de primavera.
Los favoritos se dieron la mano y el trío de cabeza se la jugaron con un final propia del ciclismo en pista. Como si estuvieran en el velódromo. Miradas, amagos y Degenkolg que zanja el asunto con una arrancada letal.
La etapa del pavés asustó pero no causó estragos. Movistar salvó a sus líderes en una gran etapa y todo queda para los próximos asaltos en los Alpes.
Hoy el Tour de Francia disfrutará de la primera jornada de descanso.
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