Con Sergio Pitol visto desde su trabajo como diplomático, traductor, amante del arte y amigo de diversos artistas, la exposición Sergio Pitol. Viajes, letras y mundo retrata al intelectual en 75 piezas, las cuales alberga el Museo de la Cancillería hasta el 12 de agosto, con entrada gratuita.
A través de tres salas, se aprecia al autor fallecido el 12 de abril pasado en fotografías, videos y portadas de sus libros, así como citas suyas impresas en las paredes de los salones, que evocan su pensamiento en lo que representaron los viajes, la pintura, y la amistad para la construcción de su literatura.
Durante la inauguración, el embajador Agustín García López compartió que se realizaron diferentes homenajes en todas partes del mundo, pero éstos trataban sobre el escritor, el pensador y el gran viajero, y como tal no hablaban sobre el gran diplomático que fue, tema que la muestra se enfoca en presentar.
“Queremos honrar al escritor, al diplomático, al viajero, al divulgador de otras literaturas y al extraordinario hombre que fue Sergio, quien por décadas combinó su trabajo creativo con el trabajo de un diplomático del servicio exterior mexicano”, explicó sobre el objetivo de la exposición.
La primera sala reúne diversas fotografías de Pitol con sus amigos escritores y artistas, enmarcadas en distintas épocas. La más reciente alude al homenaje por sus 80 años, que recibió de parte del Instituto Nacional de Bellas Artes, en 2013, donde aparece junto a los escritores Luz Fernández de Alba, Ana García Bergua y Álvaro Enrigue, entre otros.
Este mismo espacio reúne imágenes con autores como Carlos Monsivaís, José Emilio Pacheco, Enrique Vila Matas, Margo Glantz, Vicente Rojo, Elena Poniatowska, Juan Villoro, Mario Bellatin, y Gabriel García Márquez.
La sala siguiente se divide en dos, la exhibición de un video de homenaje nacional al autor, realizado por Canal Once, así como las obras artísticas que conservó, donde se cuentan las de José Clemente Orozco, Vicente Rojo, Gunther Gerzso, Juan Soriano, entre otros. Una frase de Pitol en la pared recuerda su interés por la pintura, “el entusiasmo por lo visual se filtra en casi todo lo que he escrito”, se lee.
Por último, la exposición concluye con su faceta como traductor, diplomático y agregado cultural. En Francia, Sergio Pitol estuvo de 1975 a 1977, luego en Hungría hasta 1978 y en la U.R.S.S para el año de 1980. Terminó su carrera como embajador en Checoslovaquia en 1983 y 1988.
Este último espacio presenta sus ideas sobre el viaje, del que declaró fue un motor en su literatura, así como sobre la amistad, de la que pensó “es un elemento más fuerte que el amor”, aseguraba el escritor que sostenía que el ser humano se conformaba de tiempo, adicciones y credos diferentes.
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