“La Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) es un foro permanente, el cual busca fortalecer el federalismo mediante mecanismos democráticos, manteniendo pleno respeto de las instituciones de México. Éste es un espacio incluyente, abierto a todas las entidades del país, sin distinción de partidos políticos”, destaca el portal oficial www.conago.org.mx.
Entre sus fundamentos, destacan “impulsar el fortalecimiento de las entidades federativas, contar con los recursos y capacidad de respuesta de las demandas de sus comunidades y buscar un proceso político de auténtica descentralización”, entre otros.
A 16 años de su primera sesión ordinaria, la Conferencia Nacional de Gobernadores vuelve a cobrar el papel de un contrapeso necesario ante un Gobierno federal que cuenta con la mayoría en el Congreso de la Unión y la suficiente capacidad en los estados para aprobar reformas constitucionales.
A diferencia de 2002, fecha en que se celebró la primera sesión ordinaria de la Conago en Tlaxcala, y cuando los gobernadores se reunieron a fin de constituir un contrapeso en un país cuya expresión política se dividía en mitades: una a favor del Presidente electo, Vicente Fox, y otra con el candidato Cuauhtémoc Cárdenas; la geografía pública actual es distinta y entraña desafíos mayores.
La intención del Gobierno entrante es emprender una descentralización inédita en el país, cuyo único antecedente es la intención de cambiar la sede del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) a la ciudad de Aguascalientes, sin que hasta la fecha no haya culminado la mudanza.
La otra propuesta -que ya algunos han denunciado como una política que vulnerará el federalismo- es la de “los coordinadores estatales”, que de acuerdo a las declaraciones del Presidente electo, concentrarán el manejo de los recursos que la federación destina a los Gobiernos estatales.
Ambas propuestas -pero sobre todo la segunda- pasan por el interés directo de los gobernadores, especialmente cuando se propone como coordinadores a los ex candidatos de Morena que no lograron el voto mayoritario en los procesos electorales de cada entidad.
En política lo que se percibe, es; y en esta propuesta se percibe la intención de consolidar un poder territorial sin precedente que tendrá dos consecuencias: la mala es que dejará al margen del manejo del grueso de recursos a los legítimos ganadores del voto ciudadano; y la mala, que obligará a los gobernadores a la ampliación de la base de contribuyentes estatales, ello, con el costo político que implica el cobro de impuestos.
Habría que hacer un recuento de la cantidad de gobernadores entrantes que arrancaron su gestión con la desaparición del pago de tenencia u otras contribuciones.
Veremos en los próximos meses la capacidad de la Conago para cumplir con su cometido cuando éste, como se enumera en sus propios principios, es la defensa del federalismo y el impulso de una auténtica descentralización.
LEG