Lo de hoy, lo políticamente correcto, el “fetiche” en al menos 30 millones de mexicanos es ser o parecer idiota.
Idiota para tragarse los sapos y las serpientes de la rehabilitación de Manuel Bartlett –a manos del mesiánico electo-, y para justificar sus crímenes contra la democracia y la libertad de expresión.
Idiota para olvidar que Bartlett no sólo es responsable de la llamada “caída del sistema” -en donde no existió fraude-, sino del “fraude patriótico” contra el PAN, al que le arrebató el Gobierno de Chihuahua con las peores armas antidemocráticas.
Idiota para justificar e ignorar el crimen de Manuel Buendía, contra la libertad de expresión y la persecución criminal contra directivos del semanario Proceso, como lo relató ayer aquí Gerardo Galarza.
Idiota para no entender la persecución y linchamiento contra los críticos de AMLO y de su gobierno, a manos de una pandilla fascista de “periodistas” a sueldo de Morena. Curioso que el hijo del fundador de Proceso, Julio Scherer Ibarra, hoy jefature la persecución contra los críticos de AMLO.
Idiota para justificar la incorporación al gabinete de Obrador de brillantes recaudadores de Morena, como la señora Nahle, pillos como Bejarano, traficantes de influencias como Romo, defraudadores como Ebrard y chapulines como Durazo.
Idiota para no ver y no entender que casi todas las promesas de campaña del hoy electo Presidente se hacen pedazos cual grosera “piñata” de mentiras. Sí habrá nuevo aeropuerto, sí habrá gasolinazos, sí continuará la reforma energética, sí continuará la reforma educativa… sí, sí…
Idiota para tragarse el cuento de que será posible una reconciliación entre criminales y sociedad, sobre todo en estados como Chihuahua, en donde sólo el fin de semana se registraron 30 muertos, 11 en Juárez, a pocas horas del arranque de los foros de AMLO, a quien las víctimas callaron a gritos; “sin justicia no hay perdón”.
Idiota para no cuestionar la estupidez de promover una Constitución Moral que, en el fondo, busca imponer desde el Estado las reglas morales de toda una sociedad, violentando el principio del Estado laico.
Lo de hoy es ser o parecer idiota y aplaudir el intento inconstitucional de imponer, por la vía de hechos, un cuarto orden de Gobierno, más arriba del municipal y el estatal. Nos referimos a los delegados únicos, que serán el vínculo entre el orden federal y el estatal.
Lo de hoy es ser o parecer idiota para morder el anzuelo del video maniqueo en donde la esposa del Presidente y sus hijas pasean en París –el pecado de París-; la misma ciudad en la que paseó López Obrador, en la que vivió Marcelo Ebrard…
Escribió José Luis Soberanes –ex presidente de la CNDH-: “¿Por qué las críticas que le formulan a AMLO le hacen ‘lo que el viento a Juárez’? Porque AMLO es la encarnación de la corrección política, ese fetiche que se ha adorado en este país los últimos 48 años, desde que LEA asumió el poder”.
Sí, hoy, lo políticamente correcto es ser o parecer idiota.
Al tiempo.