MIAMI.- Esteban Santiago, un puertorriqueño veterano de la guerra de Irak, fue condenado hoy a cadena perpetua, acusado del tiroteo en el Aeropuerto Internacional de Fort Lauderdale en enero de 2017, que dejó cinco muertos y seis heridos.
La juez federal, Beth Bloom, emitió su sentencia contra Santiago de cinco cadenas perpetuas continuas, más 120 años de prisión, durante una audiencia en un tribunal de Miami en la que calificó los actos del acusado como “del diablo”.
Santiago, de 28 años, se había declarado culpable en mayo pasado de cinco cargos de homicidio en un aeropuerto internacional, y seis cargos de violencia aeroportuaria que causaron lesiones graves.
A cambio de su declaración de culpabilidad, la fiscalía no buscó la pena de muerte ni se llegó a un juicio.
Los abogados de Santiago dijeron el viernes ante el juez, antes de la sentencia, que Santiago está enfermo mentalmente y arrepentido por lo que hizo.
Pero los fiscales, que estuvieron de acuerdo en el castigo, dijeron que el veterano militar pudo haber contribuido a sus problemas psiquiátricos al abusar de drogas, tras su regresó de servir en la Guerra de Irak.
Varios familiares de los muertos y de las víctimas hablaron durante la audiencia, antes de la sentencia, y expresaron el dolor y trauma que les causó el tiroteo ocurrido en enero de 2017, considerado como la peor masacre en un aeropuerto de Estados Unidos. Los familiares se mostraron conformes con la pena impuesta.
Las autoridades aseguran que Santiago voló de su casa en Alaska hasta Florida con un boleto solo de ida el día del tiroteo.
Su arma fue almacenada en una maleta documentada que recuperó en el reclamo de equipaje y la cargó en un baño de la terminal.
Luego Santiago disparó 15 balas, apuntando a la cabeza y el cuerpo de las víctimas en la concurrida área de carrusel de equipaje de la terminal a la hora del almuerzo del 6 de enero de 2017, en la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de Fort Lauderdale-Hollywood.
El motivo del ataque no está claro todavía. Santiago fue hospitalizado por atención psiquiátrica dos meses antes del tiroteo, tras decirle a la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) en Anchorage, que escuchaba voces que lo instaban a apoyar al grupo yihadista Estado Islámico.
En un inicio confesó que estaba actuando bajo una forma de control mental del gobierno. Más tarde, afirmó que se había estado comunicando con terroristas, pero no se encontraron pruebas de ello.
DAMG