Para “no desperdiciar el tiempo” y tampoco “perder el impulso”, el Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, detalló su accionar de tres meses.
En el V Congreso Nacional Extraordinario de Morena, presentó a su partido tres acciones clave: retomar su campaña permanente, en la manera de “itinerante” a partir del 16 de septiembre para cerrar con una megamovilización en la capital el 1 de diciembre; a través de mantener el liderazgo de Yeidckol Polevnsky -como adelantamos aquí hace dos semanas-, insistió en construir nacionalmente la estructura de Morena y, finalmente, martillar principios y programas que mediante su Plan de Acción guiarán la agenda del equipo político que tomará el poder nacional el próximo diciembre.
Como lo hiciera en 2000, apenas ganó la Jefatura de Gobierno de la capital del país, el mandatario electo “leyó la cartilla” a todos aquellos beneficiarios de la oportunidad histórica de ser, al mismo tiempo, parte de un Gobierno con abrumadora mayoría y responsables de evitar incompetencia, corrupción y repetición de prácticas que han eliminado credibilidad al Gobierno y han restado capacidad de respuesta al Estado mexicano, especialmente en materia de crecimiento económico generalizado y compartido, así como de seguridad pública.
Por vigésima vez, AMLO insistió a los morenistas -a quienes agradeció su apoyo y a los representantes populares que respaldarán su Gobierno, así como al equipo ejecutivo- retirarse de arrogancias y acercarse a una noción de servicio público que, sostuvo, será la base de esta alternancia.
Ahí está la oportunidad de observancia ciudadana y de transparencia que toda la sociedad podrá utilizar para ejercer su influencia y vigilar el cumplimiento del proyecto de Gobierno ganador de la elección.
Para dejar a sus adversarios más críticos con solamente las opciones de criticar por un presunto mensaje unipersonal o por una presunta diversidad de propuestas específicas que tendrá que ir detallando, López Obrador pidió no traicionar la oportunidad de realizar un Gobierno eficiente cercano a la gente sin “encaramarse en el poder” y deteniendo a las “lacras de la política”.
Dentro y fuera de Morena por supuesto que se identifican algunas figuras a quienes llaman “cascajos” y “desechos tóxicos”, y se apuesta por su “redención” desde una cierta forma de esperanza y supervisión.
Mientras continúan en todo el país los realineamientos con la fuerza vencedora, amplios segmentos sociales y de la opinión púbica, especialmente empresarios que se vieron a sí mismos como destinatarios de ser acusados como “minoría rapaz”, permanecen en el apetito de búsqueda con el grupo central de ejercicio del poder y modifican aceleradamente su opinión cambiando el ceño fruncido por la sonrisa, el aplauso y búsqueda por puentes de diálogo, cooperación y negocio.
El Plan de Acción para Respaldar el Proyecto de Nación presentado por AMLO y el Instituto Nacional de Formación Política de Morena, comentado por AMLO, ofrece a dos generaciones de activistas, liderazgos, adherentes, simpatizantes y hasta críticos, un agregado de elementos programáticos y políticos.
Una muestra del contraste con la confirmación de activismo y Gobierno evidenciada este domingo como una ruta combinada del quehacer político de Morena, acompañado por programas y agendas de activación cívica, lo constituye el nombramiento de Miguel Ángel Mancera como coordinador de la fracción del PRD en el Senado.
Increíblemente el PAN, en cuya plataforma se generó la oportunidad de llegar al Senado del ex jefe de Gobierno, proveyó al exiguo perredismo de un dirigente quien, como durante sus casi seis años como mandatario de la capital del país, tampoco pudo convencer nunca acerca de las razones de no afiliarse al PRD como ahora no parece tener elementos lógicos y compartibles para hacerlo con sus renovados representados para “dirigirlos”.
Al mismo tiempo que advertimos la capacidad de unos de reintegrarse en un bloque político nacional, continúa desvaneciéndose en otros la capacidad de entender cómo construirse en el nuevo tiempo.
@guerrerochipres