La fecha estaba marcada.
En la primera sesión de la LXIV Legislatura en la Cámara de Senadores se avaló el asalto a las leyes.
Bajo el paraguas de la democracia y disfrazada de polémica, la bancada de MORENA probó la fruta prohibida en la primera batalla.
Enseguida se nota cuando mienten.
Mediante votación económica, a mano alzada, el pleno rechazó conceder licencia a Manuel Velasco para dejar su escaño y regresar a Chiapas.
Lo chocante es que con solo meterse en un reservado y hacer más de lo que deben, las diferencias ideológicas entre los partidos se arreglan y se resuelven con una buena dotación de legisladores.
Todo estuvo torcido.
Ricardo Monreal, coordinador de la bancada de Morena, advirtió que el pleno senatorial “no puede erigirse en tribunal de conciencia ni tiene derecho a conculcar los derechos de Velasco Coello.”
El peso de la acción hizo reflexionar a una buena parte de la nueva generación de morenistas, y se avaló la farsa.
Entonces, el Senado de la República concedió, mediante otra votación, licencia al coordinador del grupo parlamentario del PVEM, Manuel Velasco Coello, para ausentarse temporalmente del cargo y concluir su gestión como gobernador de Chiapas.
Para que nos entendamos, en Chiapas no se cometieron errores, los legisladores reformaron la constitución chiapaneca a la medida de Manuel Velasco y eso es corrupción política.
Dar tantos detalles sugiere que la operación dio resultado.
La peor defensa es un mal ataque.
Ricardo Monreal, coordinador de la bancada de Morena, dice: “nosotros no descalificamos a nadie… si tienen cosas pendientes por hechos ilegales, ilícitos o de recriminación social, tendrán que rendir cuentas, pero nosotros no somos ni Torquemada, ni la Santa Inquisición.”
Para los chiapanecos tener mil explicaciones, no los hace sentir bien y reaccionan no tanto con ira sino con tristeza.
¿En 90 días podrá resolver Manuel Velasco lo que no hizo en más de cinco años?
Los excesos se contagian. No son muy distintos estos legisladores de los otros, esperemos que no se conviertan en la mafia del poder.
La cuarta transformación en veremos.
Andrés Manuel López Obrador, el presidente electo, sobre este asunto prefiere guardar silencio, pero no se puede dar el lujo de perder la confianza que le depositaron millones de mexicanos y entre ellos mucha gente joven.
Milonga: ¿Por qué no es una líder normal? Claudia Ruiz Massieu, presidenta del PRI, dice: “el presidente Peña tuvo una administración valiente, eficaz, visionaria y comprometida.” ¿Sí hubiera sido así, el PRI seguiría en los pinos y no sería hoy una chiquillada, o no?