No, no se trata del clásico de Orwell, Rebelión en la granja, en donde cerdos, cochinos y marranos protagonizan una revuelta contra el poder.
No, en la realidad la rebelión se produce en el partido Morena, en donde -según especialistas- sólo era cuestión de tiempo para que chocaran las formaciones políticas disímbolas del mazacote morenista.
En realidad el problema es que nadie imaginó que las peleas intestinas en “la granja” de Morena salieran a flote antes de que el partido rojo pudiera acceder al poder.
Y es que, como saben, en Morena se viven titánicas peleas que ya han tirado a potenciales secretarios de Estado –como aquella que hizo canciller a Marcelo Ebrard-, a subsecretarios fugaces y directores de organismos del gabinete ampliado –como el primer titular del Infonavit, hoy sustituido-, y que amenazan con una guerra civil generalizada.
Y son tales las escaramuzas y los escándalos que el dueño del circo -el crítico Macario Schettino motejó a Morena como un circo- debió llamar a la cordura para que tanto legisladores como gobernadores dejen de comportarse como “payasos de las cachetadas”.
Pero, como saben, los escándalos escalaron en la casa de los senadores, en donde los “morenos” vetaron la licencia solicitada por su par de Chiapas, Manuel Velasco.
Hoy se sabe que el veto se debió a que senadores de Morena se dijeron indignados por la línea dictada desde el partido –léase por el presidente López- para solapar transas e ilegalidades de Manuel Velasco. Sin embargo, esos amigos entrañables que son el gobernador de Chiapas y Ricardo Monreal –jefe de los senadores de Morena- hicieron posible un vulgar enroque con el Partido Verde y Velasco regresó a Chiapas.
Luego vimos una escandalosa pelea entre Porfirio Muñoz Ledo y otro profesional del pastelazo, Gerardo Fernández Noroña, quienes en “la casa del pueblo” –la Cámara de Diputados- protagonizaron otros simpáticos pastelazos que arrancaron la risotada del “respetable”.
¿Qué pasó luego de ese nuevo escándalo? Otro “jalón de orejas” de “papá corazoncitos”, quien reunido con diputados de Morena llamó la atención y obligó a Noroña y a Porfirio a la reconciliación pública.
Pero el mayor y más reciente escándalo fue producto de un choque entre el ex futbolista y gobernador electo de Morena, Cuauhtémoc Blanco, y la presidenta de Morena, Citlali Ibáñez alias Yeidckol Polevnsky.
Resulta que Cuauhtémoc Blanco y sus incondicionales –presuntamente vinculados con el crimen organizado- no sólo aspiran al control del Ejecutivo estatal, sino del Legislativo. Quieren “el pastel completo”. Por eso le roban diputados a Morena, para convertir a Morelos en un virreinato.
¿Pero qué creen…? Que el presidente López no comparte el poder, y menos se deja intimidar por un futbolista.
Por eso, Yeidckol mandó decir a Cuauh que “carece de nobleza” y que se las verá con Andrés Manuel “si le sigue quitando a Morena diputados para llevarlos al Partido Encuentro Social”.
Pero las batallas apenas empiezan.
Al tiempo.