Foto: Reuters El pontífice los recibió 15 minutos y hasta les dio consejos matrimoniales  

CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco recibió en el Vaticano a una pareja de uruguayos quienes llevan juntos 24 años y los casó en una improvisada ceremonia, ante la mirada de cuatro de sus cinco hijas.

 

Se trata de Noelia Franco y Omar Caballero, quienes le habían escrito una carta algunos meses atrás para contarle una parte de su historia y le solicitaron un saludo de “al menos 30 segundos”. El pontífice los recibió 15 minutos y hasta les dio consejos matrimoniales.

 

“Y un día… el Papa que habla tu idioma te casa en privado ante los ojos de tus hijas. Sin palabras”, exclamó Franco.

 

Todo ocurrió la mañana de este miércoles 19 de septiembre, en un salón de la residencia papal vaticana, la Casa Santa Marta, pero la historia se supo en las últimas horas de manera informal, ya que la Santa Sede no comunicó sobre el encuentro.

 

Allí el líder católico presidió una breve bendición para los esposos, primero los invitó a pedir perdón por los pecados, por “los problemas y las rabietas” de su vida juntos; pero también los llamó a dar gracias a Dios por “una familia con tantos frutos” que, aseguró, “son los signos del señor”

 

Después les solicitó tomarse de las manos y les cuestionó: “¿Quieren seguir juntos?”. Cuando ellos dijeron que sí, bromeó dirigiéndose a los hijos: “¡Aprendan ustedes, ehh!”.

 

Así, Omar y Noelia hicieron realidad un viejo anhelo que no pudieron cumplir hace 24 años, cuando se casaron por civil y “no tenían plata ni para los anillos”, como ellos mismos confesaron.

 

Empezaron “desde abajo” y, con mucho trabajo, sacaron adelante a una familia con cinco hijas (de 24, 17, 15, 7 y cuatro años). Hoy incluso tienen una nieta y siempre tuvieron pendiente casarse por la Iglesia. Cuando en 2014 nació Sara, la más chica, sus vidas cambiaron de repente.

 

“A los 27 días de nacida tuvo un virus respiratorio, que es el único en el mundo que no tiene vacuna”, relató Noelia Franco en entrevista con Notimex. Mientras la pequeña permanecía internada en terapia intensiva, una amiga de familia les dio unas gotitas de agua bendecidas por Francisco en el Vaticano.

 

Ellos, reconocen, no eran muy practicantes. De formación cristiana, no participaban de las actividades de la Iglesia católica; pero igual creyeron y usaron aquellas gotitas. “Enseguida que empezamos a ponérselas, la nena tuvo una recuperación inexplicable y se salvó”, agregó Franco.

 

Tras aquel episodio decidieron que debían agradecer por la gracia recibida; por eso, en abril de 2016, Noelia y Sara viajaron a Roma para asistir a la audiencia pública de los miércoles en la Plaza de San Pedro, pudieron saludar a Francisco y decirle gracias, regresando a Uruguay con más agua bendita.

 

“Creo que si uno tiene un testimonio de fe, debe compartir eso con los demás. A todas las personas que les llevamos esa agua bendecida tuvieron una experiencia increíble: una periodista amiga no podía quedar embarazada y quedó, uno de mis mejores amigos tenía un problema con su hija desde antes que naciera y se solucionó, otra que luchaba contra el cáncer logró vencerlo”, siguió la mujer.

 

Algunos meses atrás programaron un viaje de familia por Europa y ella decidió volver a escribirle una carta al Papa para pedirle verlo “tan sólo 30 segundos”. El Papa respondió contento y los citó para este miércoles 19, a las 08:45 horas local (07:45 GMT) en Santa Marta.

 

“Vinimos por una bendición pero nos terminó casando. Bromeó con nosotros, fue espectacular, le dio consejo a mis hijas. Nos contó anécdotas de matrimonios de 60 años que a él le encantó ver”, contó.

 

“Al final nos dijo a los dos: ‘Voy a decir el secreto para tener un matrimonio largo y feliz: Contigo pan y cebolla’. Es así, porque la vida es así. Lo amo, me hizo volver a creer en la Iglesia católica”, abundó.

 

Antes de despedirse ,el líder católico obsequió rosarios a cada uno y personalmente les dio la invitación especial para participar en la audiencia general de los miércoles en la Plaza de San Pedro, que siguieron primera fila y, al final, pudieron volverlo a saludar.

 

“Yo creo en este Papa y en la Iglesia que está construyendo. Nosotros veníamos por una bendición y nos llevamos un mar de bendiciones. Nos van a mandar el certificado (de matrimonio) a nuestra casa, mis yernos fueron los testigos. Nos sentimos como en casa, es el Papa que te hace sentir así”, precisó.

 

“Es algo que no esperábamos, es un empujón para seguir adelante. Con problemas como todas las familias, cometiendo errores como todos, pero esto fue como un baño de energía. Es un borrón y empezá de nuevo, disfrutá la vida y agradecé a Dios”, apuntó.

 

GAC