Es deseable que antes de iniciarse la administración sexenal en diciembre de este año tengamos una idea precisa del tipo de intervención que propondrá el gobierno de Andrés Manuel López Obrador respecto del crimen organizado.
No solamente porque el siguiente sexenio deberá ocuparse extensa e intensivamente en políticas públicas que deberán generar resultados prontamente.
También porque es necesario dialogar, esto es sintetizar de manera no contradictoria con la experiencia internacional y la nacional, con la abundancia de diagnósticos que circulan desde hace décadas en el hemisferio y que deben haber sido puestos a revisión para llegar a uno que sea la base de propuestas en que también se dialogue clara y respetuosamente con la inteligencia de los mexicanos en los siguientes sentidos.
Primero, la amnistía no existirá para el crimen organizado, sino para mujeres, personas de tercera edad, jóvenes, campesinos, en ciertas circunstancias y hasta cierto punto, que se involucraron mayormente bajo presión o engaños con algo de esos eslabones de la cadena criminal.
Para este momento debe estar claro para la sociedad mexicana que la propuesta de amnistía enunciada por el Presidente electo está contenida en una interpretación de justicia transicional la cual excluye, contundentemente, delitos graves entre los cuales están el asesinato, la tortura y el secuestro.
Sin embargo, no es aún explícita la forma de perseguir y atender esos delitos aun cuando el futuro responsable de la Secretaría de Seguridad, Alfonso Durazo, ha planteado, sin detalle programático u operativo, que el número de homicidios disminuirá en más de la mitad. Recordemos que en el lapso enero-agosto de este año los homicidios dolosos crecieron nuevamente, esta vez en 15%.
Segundo, la coordinación interinstitucional y en los diversos niveles de Gobierno con el conjunto de las Fuerzas Armadas y la Policía Federal se intensificará -se hará eficiente, se promete-, lo cual en principio no representa por sí mismo una modificación cualitativa al esquema aplicado en los últimos 12 años.
Se mantiene por ahora, en la atmósfera especializada y observadora en materia de seguridad, que el Ejército y la Marina, en atención a la expectativa y el reclamo ciudadano de las regiones con mayores índices de inseguridad y violencias, no se retiran de las calles ni de la sierra; en otras palabras, no hay una fractura con el esquema previo, sino hasta que se desarrolle uno nuevo de colaboración y de explotación de inteligencia novedoso, eventualmente asociable con la creación del Centro Nacional de Inteligencia y con una renovada forma de colaboración internacional con la DEA y organismos policiales globales.
Tercero, de la mayor relevancia es el vínculo de las nociones de anticorrupción e impunidad con respecto al cumplimiento del Estado de Derecho, respecto del cual la nueva administración tiene pensado construir, oponiéndose en los dos primeros casos y promoviéndolo en el tercero, el proyecto de país que demostraría resultados prontamente.
Específicamente, la enorme ventana de oportunidad del sexenio es terminar con la cooptación de significativos tramos del Estado Mexicano que han caído en poder del narcotráfico y que han generado las crisis de seguridad, judicial, de gestión del espacio pericial y relacionado con los cuerpos no reclamados y la gigantesca crisis de víctimas y desaparecidos que vive la nación.
En estos “tramos” incluyo los geográficos, de procedimientos institucionales, de control de los oleoductos y de tácticas sociales que demuestran el nivel de penetración y naturalización social del fenómeno del crimen organizado.
Es indispensable que el gabinete de seguridad, si no en noviembre muy pronto, en diciembre, responda a las expectativas nacionales en relación de una pregunta simple: ¿cuál es exactamente la propuesta del Gobierno respecto del crimen organizado y cuáles serán los ejes estratégicos que atendería en el primer año de la gestión?
Pasaremos entonces a una etapa en que, de acuerdo al discurso contemporáneo de que no solamente el diagnóstico y la planeación son importantes, sino la supervisión, la medición y la entrega de resultados lo son también, se transforme en Gobierno una determinación que por ahora es inevitablemente retórica.
@guerrerochiprés