El único deber que tenemos con la historia es reescribirla decía Oscar Wilde.

Así podría sintetizarse la estructuración del discurso con el que Claudia Sheinbaum Pardo recibió la declaratoria formal del Tribunal Electoral de esta capital que la acredita como la primera jefa de Gobierno electa de la Ciudad de México, para el periodo 2018-2024, el primer sexenio en que el poder nacional estará en manos de un núcleo de fuerzas progresistas acompañado por actores de otras expresiones distintas a las izquierdas.

Este año es para muchos de nosotros el de un triunfo nacional inimaginable en los 80. Es también el de la reconquista de nuestra capital para quienes se distanciaron de Andrés Manuel López Obrador como lo hicieron de un estándar de eficiencia gubernamental y de una ética que la ciudad consideró recuperable con la nueva gobernante. Se cumplen 50 años del movimiento estudiantil de 1968 y 30 del fraude electoral de 1988. “Una casualidad histórica”, recordó Sheinbaum ayer.

Conmovida y sencilla, con la seria y serena profundidad de una académica y la claridad de un tipo de liderazgo que estará a prueba de la opinión pública y de cualquier contrarréplica que se le ocurra a las nuevas oposiciones, Sheinbaum ocupó menos de 15 minutos para ofrecer un recorrido por las causas que nos marcaron generacionalmente: movimientos estudiantiles, sindicales, contra la represión, por los derechos sociales, por la diversidad sexual, por las mujeres y la democracia.

Escucharla es para millones de quienes respaldamos este cambio síntesis de emoción y vida. Como ella, hemos acompañado esas luchas desde hace más de tres décadas. La casualidad histórica es causalidad aquí. Fue presentada desde la conciencia del origen, es la gran oportunidad para reescribirnos con inclusión, libertad y honestidad.

Esos valores recorren transversalmente los 30 proyectos prioritarios que Sheinbaum enlistó ayer en la sesión y que incluyen, a grandes rasgos, derechos sociales, atención a grupos vulnerables, educación, salud, ordenamiento urbano, apoyo al campo, capital cultural de América, agua y drenaje, transporte público, sustentabilidad y digitalización para impulsar el desarrollo económico.

La seguridad, uno de los pendientes más sensibles, habrá de recibir toda la atención y el compromiso de quienes reciban el encargo de diseñarla desde la política pública y su implementación. Pacificar y garantizar el acceso a la justicia formarán una parte fundamental de la evaluación cotidiana a la que estará sometida el próximo Gobierno.

Nuevos desafíos deben ser atendidos: presentados por los cárteles -locales y externos-, desatención de la inteligencia policial, desorden administrativo y abandono del acompañamiento ciudadano.

Nos encontramos frente a una coyuntura extraordinaria donde lo local y lo nacional convergen con liderazgos identificados programática y solidariamente entre sí. Aunque es pronto y del discurso a la realidad hay un largo camino, hoy yo le creo a Claudia: no nos va a fallar.

@guerrerochipres