El 23 de septiembre se cumplieron 45 años sin Pablo Neruda, “el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma”, parafraseando al gran escritor Gabriel García Márquez. Neruda que destacó a nivel internacional por sus escritos y su poesía, pero también por el sentido social que adquirió cuando se desempeñó como político y funcionario en su natal Chile.
Neruda fue siempre un feroz crítico del fascismo y de las injusticias. Su participación en la vida política se vio marcada con su viaje a España, a donde fue enviado como cónsul en 1934. El inicio de la terrible guerra civil en el país ibérico, el 18 de julio de 1936, fue lo que lo motivó a alzar la voz y manifestarse en contra de la guerra en dicho país; esto provocó que el Gobierno chileno lo destituyera del cargo.
En marzo de 1945, Pablo fue elegido senador del Partido Comunista, mismo al que se unió cuatro meses después. Un año más tarde, el candidato presidencial del Partido Radical, Gabriel González Videla, invitó a Neruda a formar parte de su campaña; él accedió, por lo que Videla recibió todo el apoyo de la coalición de partidos de izquierda. No obstante, tras asumir el cargo como Presidente, éste se volcó de forma atroz contra el Partido Comunista.
La relación entre el escritor y el mandatario terminó por completo a causa de la represión violenta que sufrió un grupo de mineros que se encontraban en huelga en el pueblo de Lota, en octubre de 1947, mismos que, por órdenes del Presidente, fueron encerrados en prisiones militares en islas y en un campo de concentración.
El poeta no pudo con tal reprimenda y violación a sus derechos, por lo que el 6 de enero de 1948, Neruda tachó de dictador a González Videla con la lectura de su discurso, Yo acuso, ante el Congreso chileno, del cual les comparto el siguiente párrafo:
“Yo acuso al señor González Videla de tomar medidas contra la libertad de opinión, como el caso de mi proceso de desafuero, y de tratar de acallar por medio de la censura más brutal, con medidas policiales y financieras, los periódicos El Siglo, El Popular y otros seis más, que fueron órganos oficiales de su candidatura y el fruto de muchos años de lucha del pueblo chileno”.
Fue así como Neruda se ganó el odio de Gabriel González, lo que le valió convertirse, los siguientes 13 meses, en perseguido político chileno, en tanto que el Partido Comunista fue prohibido tras la aprobación de la Ley de Defensa Permanente de la Democracia, llamada Ley Maldita por sus detractores, pues con ella se negó a 26 mil personas el derecho libre a votar.
Pablo Neruda tuvo que viajar a Buenos Aires, donde permaneció tres años a causa de su exilio, y es el 12 de agosto de 1952 cuando decide volver a su país de origen para continuar con su éxito literario, mismo que lo llevó a ser galardonado en 1971 con el Premio Nobel de Literatura, pero el gusto le duró muy poco, ya que dos años después (11 de septiembre de 1973) su país fue terriblemente sorprendido por un golpe militar orquestado por EU y Augusto Pinochet contra el presidente Salvador Allende, el mismo por el que Neruda como candidato del Partido Comunista había declinado. Quedando así, entrelazados, los destinos de dos grandes.