Habría que recordar que Cataluña fue un condado que se unió al reino de Aragón allá por el siglo XII. También habría que recordar que el matrimonio de los Reyes Católicos entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón hizo que ambos reinos se unieran. Fue finalmente a principios del siglo XVIII cuando las fronteras entre sendos territorios desaparecieron. En otras palabras, España tuvo esa conciencia de nación desde el siglo XV.

Han pasado 600 años desde aquel hecho histórico, una fuerza creada por la unión de tantos años.

Hace un año, el 1 de octubre de 2017, las entonces autoridades independentistas de Cataluña dieron un golpe de Estado contra el resto del país. Consiguieron colocar unas urnas que compraron en las tiendas de chinos y votaron de manera ilegal para saber si los catalanes querían separarse de España.

Aquel acto representó una traición, pero sobre todo fue un delito. La Constitución Española dice que España es un reino indivisible. Si los catalanes que quisieran la independencia pretenden hacer otro referéndum, es imprescindible que éste sea legal. Para eso es necesario que se cambie la Carta Magna, que es lo que todavía no se ha hecho.

Estuve en Barcelona cubriendo la información del 1 de octubre de 2017. La ciudad y el resto de la región estaban divididas como hoy continúan estándolo, sólo que en la actualidad están de una manera más obvia, más evidente. Lo que han conseguido los independentistas es desunir aún más a la ciudadanía catalana y remover los recuerdos de la guerra civil. Han abierto heridas entre amigos, familias, hermanos. Unos buscan la independencia; otros quieren seguir perteneciendo a España.

Es verdad que hace 20 años el secesionismo catalán era algo residual. Hoy ese mismo independentismo llega a casi la mitad de la población. Pero aunque fuera la mitad, no cabría la idea de la independencia. Porque ¿qué pasa con la otra mitad?, ¿es que ésa no cuenta?

Otra cosa que también han conseguido es poder recibir más dinero para la región; un dinero que viene de las arcas del Estado, es decir, de los impuestos de todos los españoles. Hace años se hubieran contentado con eso. Hoy buscan más, mucho más. Por eso no dudan ni tantito en buscar la independencia como fin último, incluso sabiendo que su recorrido sería muy corto, por no decir nulo.

Éste es el momento de pedir, y pedir y pedir. El gobierno de Pedro Sánchez les va a dar todo lo que quieran.

Han pasado muchos siglos, pero hay que seguir recordando que Cataluña fue un condado que se adhirió al reino de Navarra y luego a España. Pero eso se olvida. Continuarán transgrediendo el Estado de Derecho hasta romper la cuerda. Pero cuidado, cuidado porque los efectos nocivos pueden convertirse en indeseables.