El fenómeno no tiene horario ni fecha en el calendario. Ocurre a toda hora, todos los días, a lo largo de todo el país y empezó el mismo 2 de julio.

Y no, la “boda del dispendio” fue sólo la gota que derramó el vaso, ya que los escándalos en torno a Morena, a sus políticos, dirigentes y a su Presidente electo aparecen desde que nació el nuevo Gobierno.

Y no, la crítica a las mentiras, dislates, tropiezos y barbaridades en que han incurrido legisladores, militantes, dirigentes y cercanos al Presiente electo de Morena, en esos 99 días, no es una consigna.

No, en realidad se trata del sano ejercicio de una libertad fundamental en democracia; la libertad de expresión y el uso creciente de uno de los géneros periodísticos clave para la democracia; el género de opinión.

Y no, la crítica al poder –en todas sus formas- no es una guerra o una batalla entre adversarios, y menos entre enemigos. La crítica es, en realidad, la mejor herramienta ciudadana para contener los excesos de los poderes; es un dique esencial para que el poder no enloquezca a los hombres del poder.

No, no hay consigna contra nadie, sino apremio real ante la ocurrencia carente de razón, ante la improvisación y ante el proceder locuaz.
Y no, lo que vemos no es más que la crítica ciudadana –a través de redes y digitales-, que exhibe la doble moral de un partido y su Gobierno que -si bien por décadas criticaron opulencia y corrupción-, al asumir el poder se abrazan a la grosera opulencia, la corrupción y el despilfarro.

No, lo cierto es que si no es la crítica ciudadana, pocos serán capaces de contrastar que las promesas de campaña del candidato ganador resultaron una mentira; mentira de tirar la reforma energética, de bajar el precio de gasolinas y energía eléctrica; mentira el regresar a militares y marinos a sus cuarteles, mentira…

Y es que gracias a la libertad de expresión y a la crítica, hoy sabemos que tanto líderes, como legisladores y gobernantes de Morena son los menos calificados y los más ignorantes; sabemos que entre alcaldes y legisladores de Morena abundan los pillos, los criminales, iletrados y los ladrones de cuello blanco; sabemos que el nuevo partido en el poder no sólo es adorador de dictadores y sátrapas, sino que estimula “el moche” y solapa el crimen.

Gracias a la crítica hoy quedó claro que son falsas consignas como “primero los pobres” y “no más pueblo pobre y Gobierno rico”; queda claro que los que están por llegar al poder no son mejores a aquéllos que se van; queda claro que no existe tal superioridad moral.

Gracias a la libertad de expresión sabemos que Tatiana Clouthier, Sergio Mayer, Yeidckol Polevnsky y muchos senadores, diputados y alcaldes de Morena son analfabetas funcionales; que gustan de robar botanas, se van sin pagar, no saben leer y que, “borrachines”, chocan, matan y huyen.

A 99 días de la victoria de Obrador, queda claro que Morena devora a Morena y que amenaza con devorar al gobierno de López Obrador. Morena es el mayor peligro para AMLO.

Al tiempo.

LEG