Habrá una tercera vía en la representación sindical de los maestros. Ojalá sin sillazos.
Para el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), en su versión formalmente predominante y oficial, los maestros que ingresaron al Centro de Convenciones de Acapulco y se hicieron sentir este domingo a fuerza de sillazos son “delincuentes”.
Para los integrantes de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG), quienes empuñaron el mobiliario y lo arrojaron contra sus adversarios sindicales, aquéllos son “charros” y forman parte de la estructura de poder que desean desplazar terminantemente desde hace 24 años.
El futuro titular de la SEP y ex secretario de Gobernación con Ernesto Zedillo, Esteban Moctezuma, se apresuró a salir del auditorio donde se realizó la maniobra de la CETEG para reventar el foro dedicado al tema educativo. No podrá salir tan fácilmente de una serie de complejidades de articulación política, entre las cuales destaca el tipo de alianzas que deberán construirse en el sindicato de trabajadores del sector público más numeroso del continente.
Para empezar, recordemos que la dirigencia del SNTE actual fue empoderada por la administración de Enrique Peña Nieto y traidora a la causa de Elba Esther Gordillo. La Maestra aprecia bien a Moctezuma. Ella era vista al inicio de este sexenio como enemigo número uno de la educación y sinónimo de corrupción y prepotencia por los actores cercanos al sector que fue hegemónico en el PRI hasta 2017.
Mientras ella prepara su regreso, la CETEG se encarga de asegurarle un tránsito más apropiado, aunque ese organismo era archienemigo de la Maestra. Lo hace al parecer involuntariamente.
Al presentar como sus adversarios a los “charros” actuales -adversarios de Elba Esther en la actual situación en que unos buscan quedarse con el control del sindicato y la otra, rehacerse de él-, la CETEG podría estar debilitando al único dique que contendría el regreso de su más rechazada enemiga.
Y lo estaría haciendo en contraste con sus casi cinco lustros de lucha por causas “democráticas” básicamente centradas en el control del acceso y herencia de las plazas del magisterio, la negociación de comisiones, los espacios en la administración local del sistema educativo y el rechazo a mecanismos de evaluación.
La meritocracia de las sociedades modernas no es una prioridad para la CETEG, como no lo es para las expresiones convencionales del sindicalismo. Salvo para quienes aún controlan el Comité Ejecutivo Nacional del SNTE y la administración actual de la SEP, la reforma educativa carece de sentido y debe ser completamente desmantelada.
Los foros que encabeza Barragán deben contribuir a la legitimación del tránsito de la crítica a la reforma educativa como una “reforma laboral punitiva” a un modelo reparador de la educación pública como un instrumento creíble de movilidad social y de cultura para 90% de las familias mexicanas, la audiencia real de las primarias y secundarias públicas.
Al radicalizarse la CETEG contra el SNTE oficial, se abren las puertas para una tercera vía; el problema es que no sabemos si es una de naturaleza retardatoria o de una nueva generación.
@guerrerochipres