Para los tratantes de personas en México, sufrir discriminación racial, así como ser víctima de la corrupción por parte de las autoridades, y en el caso de ser mujer, padecer violencia física y emocional en su propia casa, resulta mucho más atractivo para los traficantes, quienes mientras más vulnerables se encuentren sus víctimas, mayores son las posibilidades de ser escogidas.
“La discriminación racial aumenta las posibilidades de que una persona sea captada por tratantes, y que sea entregada a explotadores. La corrupción es un factor que permite que agentes del Estado estén involucrados con los tratantes. La violencia contra las mujeres permite que la posición histórica y cultural que han ocupado, sea normalizada”, señaló Yuriria Álvarez Madrid, directora general del Programa contra la Trata de Personas de la CNDH.
De igual forma, la especialista señaló que la trata de personas no es una cuestión aislada, ya que sucede todos los días y a todas horas. Y resaltó que esta actividad tiene que ver con una serie de “privilegios”, los cuales van de la mano con la sociedad de “consumo”.
“Tiene que ver con que todos sigamos con la idea de que hay ciudadanos de primera, de segunda y de tercera. Y eso no tiene que ver con lo penal”, comentó Álvarez Madrid durante el primer Congreso Internacional de Derecho Penal, Terrorismo, trata de personas y nuevas formas de esclavitud, corrupción y tráfico de drogas, celebrado en Ciudad Universitaria.
aarl