La próxima semana, después de no juntarse desde el 2009, se volverán a reunir los presidentes de México y Estados Unidos con el primer ministro de Canadá. Estas reuniones trilaterales iniciaron en el 2005, con la intención de reestablecer una agenda geográfica en dos aspectos la prosperidad y la seguridad en el continente de Norteamérica.
En 2005 México había demostrado que era un socio confiable en el intercambio de inteligencia y en materia de seguridad. Las fronteras porosas de México no habían mostrado ser una opción atractiva para el terrorismo islamista, pero sobre todo existía una cooperación entre los tres países que abracaba el nivel político, diplomático y operativo.
Todo esto cambio con la llegada del presidente Calderón, donde no se pudo concretar ningún avance en la agenda regional. Esta agenda abarcaba temas prácticos como el desarrollo de pasaportes y documentos seguros con estándares biométricos para mejorar la seguridad entre los viajeros frecuentes, el desarrollo de estándares, tecnologías y procesos compatibles para la seguridad de cadenas de abastecimiento, en particular el flujo expedito de comercio de bajo riesgo, para aumentar la eficiencia en el comercio internacional, y temas que se anticiparon a las crisis como son el mejorar la vigilancia de la salud humana, animal y vegetal, mediante el desarrollo de sistemas compatibles de detección rápida y monitoreo de enfermedades infecciosas.
A seis años de esta primera reunión en el rancho del presidente Bush en Crawford, vemos un grave retroceso en la región para México. Hoy en día el primer socio comercial de Estados Unidos es Canadá seguido por China, cuando México ocupaba ese lugar hace 8 años.
Entre Estados Unidos y Canadá se han acelerado los trámites migratorios y aduanales, no sin controversias entre ambas partes; sin embargo, el caso México es de exclusión ya que los requisitos de visado ante Estados Unidos se han endurecido por la falta de controles en la emisión de documentos de identificación seguros en México y ahora también los canadienses requieren visa a los mexicanos.
Temas como la seguridad biológica que se preveían con anticipación en 2005, fueron dejados en manos de inexpertos y desatendidos por la actual administración del presidente Calderón, como fue el caso de la fiebre porcina. Aunado a esto tenemos el tema de tráfico de drogas, migrantes y mercancía pirata en el país.
El México de hoy en lugar de converger en el tema de seguridad con Norteamérica, esta cada vez más cerca de nuestros vecinos del sur. Inclusive hoy representamos una amenaza a ellos, ya que los carteles mexicanos son los que desestabilizan a la región, ciudadanos de Centroamérica aparecen asesinados en fosas clandestinas en México y en materia fronteriza ya no existe control alguno.
Parte de ese cambio tiene que ver con el poder monetario que obtuvo el crimen organizado, pero otra parte tiene que ver con la falta de contactos a nivel político, diplomático y operativo. El presidente Calderón y su gobierno nunca pudieron articular una idea clara o establecer una agenda de trabajo con Estados Unidos y Canadá, no se desarrollo una visión para México en estos seis años.
Más allá del cambio de la administración Bush a Obama, la falta de experiencia y seguimiento de los funcionarios mexicanos nunca llego a objetivos concretos.
El resultado es que México pasó de ser socio de Estados Unidos y Canadá, a su viejo papel de vecino, que tenía en los años setenta. La agenda de Norteamérica hoy se asemeja a la de un vecino que compite por los espacios del estacionamiento en la calle; que se queja de la falta de agua en la colonia cuando el tiene fugas de agua en su tubería, o simplemente no esta de acuerdo en la repavimentación de la calle pero no propone nuevas alternativas.
Lo que no ha entendido esta administración es que el tono de corresponsabilidad no es el lenguaje de un socio, sino el tono de utilidades y costos para la región. Por eso México ya fue excluido de la sociedad de Norteamérica.
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@albertoislas