Neymar sabe que ha perdido el derecho a la sucesión real, que no es más el heredero al trono que duopolizaron Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, que su apuesta de emigrar a Francia no trajo consigo más que dinero y la vanidad (no menor) de haber despedazado el récord del fichaje más caro de la historia. ¿Balón de Oro el próximo año? Hoy leemos al menos cinco futbolistas con idénticas o mayores posibilidades que él.
Acaso por ello, brotan trascendidos señalando que su salida del Parque de los Príncipes –inabordable unos meses atrás, todo un asunto de Estado para Qatar– no es sólo posible, sino que, en una de esas, hasta deseada por el París Saint Germain: por un lado, para centrar su apuesta en Kylian Mbappé, la mayor promesa que el planeta futbol haya visto desde la irrupción de Messi y Cristiano; por otro, para un doble balance: de sus cifras en ese juego de equilibrismo que es el fair play financiero y de su plantilla desestabilizada por un líder tan poco centrado en la cancha.
Quizá de vuelta en una liga de primer orden, como la española, y en equipos con mayores aspiraciones a levantar la Champions League, su rompecabezas vuelva a completarse.
Bien sabe que el Madrid, lejos de haberse desencantado, le sigue esperando, y que el Barcelona es capaz de incurrir en la indignidad de repescar a quien los aventó como lo hizo. ¿Por qué lo haría el Barça? Sobre todo, para evitar que recale en el estadio Bernabéu, sin dejar de admitir que es un futbolista capaz de disminuir la Messi-dependencia no disimulada ni con los más de 250 millones de euros que costaron juntos Coutinho y Dembele (ambos fichados a precios desorbitados, como efecto de la inflación desatada tras la compra de Neymar y porque sus vendedores sabían que los blaugranas tenían tantos fondos como urgencia).
En el Madrid el verdadero lamento no tiene que ser su incapacidad para convencer a Neymar cuando Cristiano forzó su salida, sino por haber tenido a mano a Mbappé sin dar los pasos necesarios para su llegada –ni más ni menos que vender a uno de los tres componentes de la BBC en el verano de 2017, lo que cerraba las puertas a la titularidad al niño prodigio francés.
Con Griezmann, Modric y el propio Mbappé en pole position para el Balón de Oro y con el The Best en manos de Modric, Neymar entiende que ha desperdiciado el año 1 tras la década de duopolio. De ahí que piense que volviendo a España recuperará sus derechos sucesorios. Iluso, su única forma de aspirar al trono, será poniéndose a jugar: más balón y menos toiss, ese séquito de parranderos que le rodea noche y día.
Twitter/albertolati
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