Foto: EFE El Real Madrid es vulnerable  

El Real Madrid rompió su mala racha con un triunfo que mejora su situación en la Liga de Campeones ante al modesto Viktoria Plzen (2-1), pero que no cierra su crisis ni cura sus males -falta de pegada y graves errores defensivos- ni asegura la presencia de Julen Lopetegui en el clásico contra el Barcelona.

 

La goleada que habría permitido llegar al Camp Nou a Julen Lopetegui no se produjo en un Bernabéu donde su afición asiste incrédula al desplome de su equipo.

 

El Real Madrid firmó un triunfo sin confianza y con miedo ante un rival menor. Acabó sufriendo y salvando los puntos por el poco acierto rematador del rival. La oportunidad de reaccionar se escapó entre la desconfianza de un grupo sin fe.

 

Sobrado de voluntad pero falto de acierto para mostrar una reacción contundente, el duelo de esta noche era perfecto para encontrar una vía de escape antes del clásico. Pero da igual el nivel del rival. Con poco se daña mucho a este Real Madrid repleto de inseguridades.

 

Sintiendo la desconfianza de los que mandan y con la amenaza del despido si no llegaba una goleada, Lopetegui tomó decisiones como castigar a Varane por sus fallos infantiles ante el Levante y sentar a Asensio por sus últimas actuaciones.

 

Los jugadores blancos están con su técnico y saltaron con ganas de demostrarlo. Encerraron al Viktoria Plzen y lo empequeñecieron a base de un fútbol veloz con llegadas hasta que pronto encarrilaron el partido.

 

Los postes aparecían de nuevo ante un remate de Ramos y la endeblez defensiva blanca no faltaría tampoco a la cita. Primero perdonó Petrzela, tras ganar la espalda a un Lucas Vázquez aportando mucho en ataque de lateral pero con despistes defensivos de peso, en un mano a mano que sacó Keylor Navas en la competición que le toca jugar.

 

Segundos después, en el minuto 11, Benzema enganchaba un testarazo tras un pase preciso de Lucas que le convertía en el cuarto goleador de la historia de la Liga de Campeones.

 

Nunca un 9 madridista tuvo tan poco romance con el gol en el resto de competiciones, pero sí en la más prestigiosa. Disfrutó en una primera parte en la que Karim fue el mejor. Movimientos inteligentes, un control en carrera mágico para dejar solo a Bale, pero el Real Madrid no sentenciaba. Dominio sin pegada.

 

Hasta pecó de egoísmo Benzema, algo inédito, cuando escorado buscó el disparo para toparse con el portero con Bale solo para marcar.

 

No sentenció el Real Madrid cuando Isco recibió un pase del portero rival y picó el balón en exceso. Pagaba nuevamente su falta de puntería el equipo de Lopetegui, que comete desajustes defensivos graves.

 

Provocaron que al descanso la afición madridista no aguantase más y dedicase a su equipo una sonora pitada tras ver a Limberský llegar solo al remate y perdonar, y en el último minuto a Nacho impasible y Lucas mirando cómo Petrzela les ganó la partida y perdonó con un remate alto.

 

Nada hace reaccionar a los jugadores madridistas. La charla del descanso de Lopetegui, los ánimos pidiendo intensidad desde la banda. El Real Madrid es vulnerable. Salió a sentenciar, pero se encontró con otra falta de entendimiento de la zaga, de Ramos con Marcelo, y Rezník remató solo en el segundo palo. Le faltó precisar su remate para incendiar el Bernabéu.

 

El Real Madrid se ‘desangraba’ por sus laterales. Isco, muy lejos de un buen tono físico, dejó solo a Bale, que chutó a las nubes. Lopetegui hacía a los 54 minutos un cambio de entrenador. Hizo debutar a Fede Valverde con una tarea, cubrir la espalda de Marcelo en sus incorporaciones ofensivas. Y así fue como llegó el segundo.

 

Fede inició con casta una acción, un taconazo de Bale dejó solo a Marcelo, que enseñó a los delanteros a definir. Con la zurda, picó el balón a la red. Quien pensase que el actual Real Madrid sentenciaba un partido estaba soñando.

 

Nuevamente perdonaba las ocasiones de gol que tenía. La más difícil de explicar, una de Lucas Vázquez a puerta vacía de cabeza. Otro tanto anulado y a sufrir.

 

Petrzela plasmó la inseguridad de la zaga blanca, entrando con facilidad por el centro con paredes y ajustando su disparo lejos del alcance de Keylor.

 

El 1-2 se sumaba a otro mal, las lesiones, con Marcelo cayendo nuevamente por una dura entrada en la que se dañó el tobillo derecho.

 

En inferioridad numérica, con defensa de cinco, el conjunto madridista, atenazado, se agarró en los minutos finales a un triunfo que frena su caída pero puede que no impida el adiós de Lopetegui.