Qué momento tan crítico están registrando los mercados en México. A la presión de un dólar más fuerte a nivel mundial, se le suman las decisiones y estrategias del nuevo Gobierno que iniciará su gestión a partir del 1 de diciembre.

La idea de eliminar la autonomía de la Comisión Nacional de Hidrocarburos y Comisión Reguladora de Energía para que dependan de la Secretaría de Energía, y la que Pemex deje de exportar para cubrir una necesidad interna (con una deuda significativa en moneda extranjera e ingresos en pesos), ahora con la consulta popular muy irregular y apenas con 1% de participación en el tema del nuevo aeropuerto, han puesto en alerta en primera instancia a las calificadoras crediticias sobre los riesgos de llevar a cabo estas decisiones y a los inversionistas, tanto de inversiones en mercados como de inversión directa hacia la infraestructura y el comercio (a largo plazo).

No se trata de ricos vs. pobres, ni de movimientos especulativos generados por unos cuantos que buscan un provecho de una rentabilidad rápida.
Durante octubre, el mercado cambiario, por ejemplo, ha operado en promedio 9.5 mil millones de dólares diarios en su operación spot. Esto apenas representa entre 10 y 20% de la operación diaria a nivel mundial con el peso mexicano. No se trata de que algunos inversionistas mexicanos muevan como quieran la paridad peso-dólar.

Existen muchos fondos de inversión internacionales que han volteado a ver a México por su estabilidad macroeconómica de casi 20 años, con un libre mercado y una expansión económica potencial con reformas estructurales que darán frutos en el tiempo, siempre y cuando las dejen madurar.

Los inversionistas están conscientes del nuevo modelo económico y social que tendrá la administración del futuro presidente Andrés Manuel López Obrador. Por ello, la “confianza” es sumamente importante, así como las diferentes variables macroeconómicas como la deuda pública, la deuda / PIB, el déficit fiscal y la cuenta corriente, entre otros.

Los inversionistas dieron un voto de confianza con el triunfo de Morena y, además, contundente. La sociedad urgió un cambio, pero ese cambio debe ser muy responsable en favor de “toda” la sociedad. Crecimiento económico, transparencia y seguridad son lo que clama esta sociedad.

Ahora, el Banxico tendrá que hacer una labor de cirugía si quiere mantener los flujos de tenencia de extranjeros y evitar un deterioro financiero y económico severo que pueda afectar gran parte del período de esta administración y tirar 20 años de estabilidad económica con un costo muy alto para la sociedad. Tendrá seguramente la necesidad de subir aún más las tasas de interés en perjuicio del crecimiento económico, y vs. la inflación podrá utilizar quizá alguna otra herramienta a su alcance que incluya el uso de reservas internacionales. Si funciona será muy positivo. Sin embargo, de no ser efectivo, ¿el equipo de AMLO a quién le echará la culpa?, ¿al Banxico?, ¿al gobernador del Banco Central?

Fitch bajó la perspectiva a negativa de Pemex. Moody’s bajó la calificación crediticia de los bonos del NAIM y los deja al borde de grado “basura”. Morgan Stanley bajó la recomendación de México a inferior de promedio ante el poco atractivo de tener las inversiones por el momento.

Veremos más noticias en los siguientes días, y a esto debemos sumarle todo el entorno internacional “caliente”, elecciones intermedias en EUA, la Fed, Italia, tensión comercial con China, eventos geopolíticos, etcétera.