¿Cómo se puede terminar con un paraíso? Un lugar que lo tenía todo: playas maravillosas, vistas increíbles, restaurantes, discotecas, vida de día y de noche. Por él desfilaron famosas estrellas de cine, presidentes, y miles de lunamieleros que encontraban en Caleta, Puerto Marqués, Revolcadero y Pie de la Cuesta, los lugares ideales para vivir su amor.
La Costera, en otra época rebosante de vida, más parece un pueblo fantasma, al que los turistas acuden, solo en busca de algunos lugares, que sobreviven a la extorsión.
Hoy nada es lo mismo, y aunque los paisajes siguen ahí, ahora son “adornados” con narcomantas; las playas del romance son terreno del abuso, de la impunidad, de la suciedad que las inunda, de la violencia, de la corrupción.
¿Dónde se perdió el paraíso?
Pues en las casi de 600 muertes con violencia que se han registrado en lo que va de 2018. …
A lo mejor pasó como en la biblia, nos comimos las manzanas y dejamos entrar a las serpientes.
¿Tendremos, como Adán y Eva que abandonar el paraíso? O es que lo hemos abandonado ya