El juez Brian Cogan rechazó hoy la petición del capo mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, que permanece en una prisión de máxima seguridad en Nueva York desde hace casi dos años, para abrazar a su mujer Emma Coronel Aispuro antes del comienzo de su juicio, el 13 de noviembre.
El Chapo había requerido al juez que permitiera este contacto con su esposa por razones “humanitarias”, pero el magistrado decidió rechazarlo después de consultarlo con la policía judicial ya que sería “contrario a las medidas de seguridad” impuestas para evitar su huida de la cárcel.
Guzmán, que está considerado por el Gobierno de Estados Unidos como “extremadamente peligroso”, había requerido abrazar a su compañera (no están oficialmente casados) en la propia sala del jurado “con la barandilla de por medio”, la separación del área del público de la zona donde tiene lugar el juicio.
Aunque el juez accedió a tomar en cuenta su petición, la policía judicial rechazó que se permitiera este contacto, ya que supondría un trato diferenciado a este preso en comparación con otros acusados con medidas cautelares similares.
De hecho, Cogan decidió mantener las medidas cautelares que le impiden comunicarse o mantener contacto con su mujer con el objetivo de evitar su huida de la prisión o que dirija ataques contra individuos que puedan estar colaborando con el Gobierno en el proceso judicial.
Según recoge el documento judicial, las restricciones están “razonablemente relacionadas con un interés penal legítimo” ya que los riesgos que motivaron la toma de estas medidas siguen existiendo a día de hoy, especialmente en las jornadas previas al comienzo del juicio, cuando “sus motivaciones para escapar o amenazar testigos pueden ser particularmente fuertes”.
El presunto ex jefe del poderoso y violento cartel de Sinaloa está en confinamiento 23 horas al día y sólo se le permite una hora para ejercitarse pero no salir al patio de la Metropolitan Correctional Center en Manhattan, donde está desde que fue extraditado, debido a su historial de fugas.
“Ha estado completamente aislado. Como resultado, su salud mental y emocional se ha deteriorado. Es bien conocido que el aislamiento tiene efecto en la cordura de una persona, lo que podría ser un problema en su capacidad para ayudarlo de manera efectiva en su defensa”, argumentaba la defensa en la petición al juez Cogan para que accediera a que el Chapo abrazara a su mujer.
aarl