El régimen que inicia, ese conjunto de interacciones entre gobernantes y gobernados, de vínculos entre sectores y respecto del Estado, necesita de todos los ciudadanos, contrapesos inteligentes y construcción democrática de un futuro con seguridad y eficiencia en sus políticas públicas.
Al adelantar juicios negativos sobre la administración que ha iniciado, se inhiben potenciales cooperativos en contra de los males y problemas nacionales.

Tal es el caso de Claudio X. Gonzaléz Guajardo, presidente de Mexicanos contra la Corrupción, quien considera que existe una agenda en contra del libre mercado y no deseó interpretar en el programa del Gobierno una respuesta a los resultados de los excesos, ineficiencias, contradicciones e injusticias del mismo.

González no encuentra en el nuevo equipo, al menos no todavía, oportunidades de colaboración o del sucedáneo de ella, para combatir al mismo mal que da sentido a su propia ONG.

Aún con la evidencia, expresada en el hecho de que para 30 millones de electores, Morena fue percibido como el partido menos corrupto de los existentes o el único capaz de combatir la corrupción, él decidió -sin esperar las pruebas pertinentes que reclama tener para cada argumento del Gobierno que parece detestar- que “al país le va a ir muy mal”.

Tal vez tiene evidencias escondidas más relevantes que las detectadas por Carlos Slim, quien estima la situación postelectoral como muy apropiada para inversiones o la de Pablo Castañón, presidente saliente del Consejo Coordinador Empresarial, quien considera que prevalecen en los eventos del sábado claras alusiones a la inclusión económica relacionada con la promoción de inversión pública y privada, así como del empleo.

Quizá la opinión de González es más informada que la de esos empresarios o posee un modelo explicatorio superior aun desconocido para el resto de los mortales.

Cualquiera que sea la base de su visceral reacción ante las concentraciones populares a favor del Presidente constitucional, de frente a la enumeración de sus propuestas, o respecto de las condiciones de posibilidad de los objetivos del Gobierno, su voz es relevante porque representa a ese segmento de la opinión pública, minoritario e irritado, sensible e inteligente, desconcertado y elitista, que todavía hoy tiene problemas para reconocer que existe una nueva realidad política, en la cual sus adversarios ideológicos más importantes tienen el control casi total del poder nacional.

Frente a la purificación de la vida pública pregonada por el equipo del presidente Andrés Manuel López Obrador, sus opositores quieren resucitar la pureza de una crítica de derechas donde se omite la valoración sobre el desempeño y simplemente se adelantan vaticinios funestos.

Junto al respaldo emotivo y racional al nuevo Gobierno, persiste la reivindicación -así sea minoritaria y mecánica- de una crítica en que predomina el enojo conservador y, ocasionalmente, la vigencia de la pregunta legítima acerca de los costos del proyecto social y político que cumple su primer lunes del sexenio.

El debate se afinará, y ésa será una cualidad democrática de este proceso.

@guerrerochipres