Visto en frío, un equipo podría pensar que nada debe a quienes en el pasado ahí jugaron. Finalmente, se les pagó puntual lo que en un contrato se había estipulado, que tratándose del futbol suele ser mucho más que lo que el común de la gente sueña con cobrar en otros ámbitos.
Siendo extremos, incluso no falta el club convencido de que la deuda es a la inversa: todo lo que se dio al futbolista, la oportunidad brindada, el escaparate, el acceso a títulos y un interminable etcétera.
Luego tenemos a los que entienden que esto no se trata de figuras numéricas, ni de algoritmos o fórmulas, ni de revisiones en libros contables (¿cuánto costó cada gol?, ¿y cuánto cada barrida?, ¿y cuánto cada minuto en la cancha?), sino de amor…, y usted sabrá cómo le va a la pareja que vive contrastando en una patológica balanza lo dado con lo recibido.
El PSV Eindhoven, propiedad de una multinacional como lo es la Philips –de hecho, las siglas son por Philips Sports Vereniging: Unión Deportiva de la Philips–, se relaciona desde el corazón tanto con sus seguidores como con sus jugadores.
Cuando tan en boga está tratar a los aficionados como meros consumidores y a los jugadores como simples empleados, esta entidad es el más ancestral ejemplo de cómo llevar un equipo que pertenece a tan relevante marca.
Un vínculo pasional, colmado de gratitud, como el que pudimos ver cuando Andrés Guardado fue instado por las gradas a quedarse en esa institución: “¡Nuestra águila mexicana tiene que estar en el PSV! ¡Nuestra casa es tu casa, Andrés!”. Vínculo que ahora llega hasta Carlos Salcido y Maza Rodríguez, en su momento defensores del conjunto boeren.
Nombrarlos embajadores e invitarlos a un homenaje, no es un acto de justicia, sino de modales y valores. Lo justo fue pagarles. Lo valeroso es retribuirles, aun después de unos años, de esa forma.
Al mismo tiempo contribuye a mantener con tal posicionamiento la marca PSV Eindhoven en México. Hablamos del uniforme que más tricolores han vestido en Europa –Salcido, Maza, Guardado, Héctor Moreno, Hirving Lozano, Erick Gutiérrez–, lo que abre las puertas para que muchos más lo hagan.
Viendo el trato que todos ellos han recibido, es de esperarse que el hoy aspirante a emigrar priorice como posibilidad el ir a Eindhoven. Sabedores de que ahí se les respetará y valorará, conscientes de que la relación no quedará relegada a lo material.
Justo porque ninguna obligación tiene el PSV de semejantes gestos, es porque luce tan noble. Aprendamos.
Twitter/albertolati