LONDRES.- La campaña de Theresa May para que los diputados apoyen el acuerdo del “brexit“ entró hoy en la recta final, entre conjeturas de un retraso de la votación o de un viaje de la primera ministra a Bruselas para obtener concesiones.
May afronta una anunciada derrota este martes, día 11, cuando la Cámara de los Comunes vote el acuerdo del “brexit” que ha negociado con el bloque europeo, pero que ha generado un amplio rechazo entre los parlamentarios a causa de la polémica “salvaguarda”, pensada para evitar una frontera física entre Irlanda e Irlanda del Norte.
Diputados conservadores euroescépticos y muchos de la oposición, entre ellos los democráticounionistas de Irlanda del Norte, han dejado claro que votarán en contra del pacto, lo que hace casi imposible que May lo pueda sacar adelante ya que para ello necesita el respaldo de 320 parlamentarios y tiene 316 en los Comunes.
El ex ministro de Exteriores Boris Johnson, uno de los favoritos para sustituir a May en caso de un proceso interno contra ella, dijo hoy que el acuerdo del “brexit” puede ser utilizado por la UE para “chantajear” al Reino Unido durante las futuras negociaciones acerca de la relación comercial y de seguridad que tendrán ambas partes.
En declaraciones a la BBC, Johnson afirmó que el pacto puede ser aprobado en los Comunes si se retira la “garantía” -“backstop”-, algo que calificó de “relativamente fácil” de conseguir.
“El problema principal con este arreglo de salvaguarda es que le da el poder a Bruselas y a todos los otros miembros de la UE a efectivamente chantajearnos para obtener lo que ellos quieran de la futura negociación comercial. Es una posición negociadora diabólica”, opinó el ex ministro y antiguo alcalde de Londres.
Esa salvaguarda prevé que el Reino Unido permanezca en la unión aduanera y que Irlanda del Norte también esté alineada con ciertas normas del mercado único, salvo que Londres y Bruselas presenten una solución alternativa para la frontera o hasta que establezcan una nueva relación comercial entre ambas partes.
En virtud del acuerdo, Londres negociaría su vínculo comercial con Bruselas en el periodo de transición, que empezará tras el “brexit”, el 29 de marzo de 2019, y terminará a finales de 2020.
Pero esa “garantía” puede ser indefinida si las partes no cierran el acuerdo al término del periodo de transición.
Ante las conjeturas de un posible retraso del voto, la residencia oficial de Downing Street informó hoy de que May no tiene intención de postergarlo al insistir: “El voto sigue adelante”.
En declaraciones al dominical “Mail on Sunday“, la primera ministra advirtió de que el Reino Unido afronta un terreno incierto si el acuerdo del “brexit” es rechazado y alertó de que el país entraría en “aguas inexploradas” y en una “grave incertidumbre”.
“Cuando digo que estaríamos realmente en aguas inexploradas si este acuerdo no es aprobado, espero que la gente entienda lo que yo realmente creo y temo que podría pasar”, afirmó.
“Esto implicaría una grave incertidumbre para el país con un riesgo muy real de que no haya ‘brexit’ o salir de la UE sin acuerdo. Tenemos a un líder de la oposición (por el laborista Jeremy Corbyn) que no piensa en otra cosa que en intentar celebrar unas elecciones generales, sin importar el coste para el país”, dijo.
El dominical “The Sunday Times” asegura que May tiene intención de emular a la ex primera ministra conservadora Margaret Thatcher al viajar a Bruselas para exigir un mejor acuerdo del “brexit”, en un intento por evitar la caída de su Gobierno.
Los ministros más cercanos a May le han hecho saber que necesita repetir el famoso “momento del bolso”, en alusión a la dureza de Thatcher -en el poder entre 1979 y 1990- en sus negociaciones con la UE, de la que consiguió en los pasados años ochenta el “cheque británico”, una devolución del aporte británico por considerar que el presupuesto comunitario era desventajoso para su país.
En el ambiente confuso que vive el país, donde mucha gente -y los medios- no hablan de otra cosa que no sea el “brexit”, una encuesta de la empresa YouGov para el “Sunday Times” revela que el 48% de los consultados considera que la política británica “está rota” frente al 11% que consideró funciona bien, en tanto que el resto -1.652 encuestados entre el 6 y 7 de diciembre- no contestó.