A principios de la década de los 90, del siglo pasado, conocí a un personaje que desde el primer contacto supe que siempre se movía en la vanguardia ambiental. Lo mismo hablaba del agua con argumentos sólidos que de las políticas públicas que se impulsaban para combatir la contaminación atmosférica en el Valle de México.
No había duda de que el tema ambiental era su pasión, su forma de vida y también una plataforma para refrendar su vocación en el servicio público.
Se trataba de Fernando Menéndez Garza, entonces secretario técnico de la Comisión Ambiental Metropolitana para la Prevención y Control de la Contaminación Ambiental en el Valle de México (fundada en 1992), y que antecedió a la Comisión Ambiental Metropolitana (CAM) y a la Comisión Ambiental de la Megalópolis (Came).
“Lo que hagamos ahora desde esta Comisión tendrá repercusiones muy importantes para el Valle de México en las próximas décadas. En el combate a la contaminación del aire seremos ejemplo mundial por el gran esfuerzo administrativo y científico que estamos aplicando en nuestras políticas públicas”, me comentó Menéndez Garza en la primera entrevista que le hice en la Plaza de la Constitución Número 1, en el piso tres.
Gobernaba el país Carlos Salinas de Gortari y el entonces Departamento del Distrito Federal (DDF) lo comandaba el regente Manuel Camacho Solís.
“Cada que acudiamos a Los Pinos, el regente y yo, para revisar con el Presidente los avances de los programas sobre la eliminación del plomo en las gasolinas, el uso de convertidores catalícos en los autos, el Hoy No Circula, el Plan de Contingencias Ambientales y hasta el cierre de la Refinería 18 de Marzo (dejó de operar en 1991), al final de cada sesión Salinas me pedía que me quedara para afinar las políticas ambientales y encargarme nuevas tareas”.
“Camacho se ponía celoso y me cuestionaba. Yo respondía que Salinas me tenía mucha confianza y que eso era todo”, me reveló Menéndez Garza en una de tantas pláticas de café que tuvimos.
Seguí también la trayectoria de Fernando cuando fue titular de la Corena (en el gobierno del último regente Óscar Espinosa), así como cuando fue consultor ambiental y asesor del Banco Mundial.
A su regreso a la administración pública con el gobierno capitalino de Marcelo Ebrard (2006-2012) lo volví a ver muy comprometido al encabezar la Comisión para la Gestión Integral de los Residuos Sólidos del DF, donde proyectó los Centros Integrales de Reciclaje y Energía (CIRE), que no pudo concretar por diversos factores sociales.
Desde principios de la década del 2000 su salud se vio mermada por el Parkinson, pero ello no le impidió enfrentar con valentía los retos en cualquier plano de su vida pública y privada.
Otra de sus pasiones era la música. “Tocar la guitarra es también mi terapia”, me decía sonriente.
El 30 de diciembre pasado Fernando perdió la batalla con la enfermedad y con ello se nos fue un hombre de la vanguardia ambiental.
LEG