Varios nombres salieron a la luz durante las conferencias mañaneras del Presidente de la semana pasada. Personal del equipo de seguridad de Petróleos Mexicanos que no sólo se hacía ojo de hormiga con el robo de combustible, sino que, me informan fuentes al interior de la paraestatal, hasta tenían el encargo de borrar las huellas del delito.
A estas alturas es bien sabido que el general brigadier, diplomado del Estado Mayor Presidencial, Eduardo León Trauwitz era el titular de la Subdirección de Salvaguarda Estratégica. ¿Qué se dice de este personaje?
Supercercano al ex presidente Enrique Peña Nieto, de quien fue responsable de su seguridad durante los días de éste como gobernador del Estado de México y a lo largo de la campaña por la Presidencia. Algunas gargantas profundas de Pemex señalan que la cercanía era tan estrecha entre ambos personajes, que el entonces mandatario aceptó bautizarle al más pequeño de la entonces familia presidencial. Es decir, que son compadres.
Desde 2017, Trauwitz fue denunciado ante la Procuraduría General de la República por robo de combustible que, dicho sea de paso, no era considerado delito grave. Pero la dependencia federal se hizo pato -qué raro-, y aunque recibió la querella, nunca pidió a los quejosos que la refrendaran, sino hasta hace un par de días que estalló el escándalo y por fin –ya con Alejandro Gertz Manero como encargado de despacho– llamaron a los interesados para que abundaran en los hechos.
Decía mi abuela Dondinea: “Ya no quiero que me den, nomás ponme donde hay”, y así ocurría. El general brigadier por supuesto que no actuaba solo, ya que a su mando tenía un escuadrón suicida que, me informan, se encargaba de coordinar a bandas de huachicoleros. Es decir, no sólo les daban, sino que los ponían donde había ductos y a chupar se ha dicho.
De comprobarse todo esto que ya consta en una denuncia presentada ante la Procuraduría, estaríamos hablando del brazo ejecutor de los huachicoleros “de arriba” como los ha llamado el mismo López Obrador.
Pero ahora toca el turno de hablar de los “de abajo”. Y es que no hay nada que me haya dado más coraje en estos días que ver a gente que se formaba en las gasolinerías con bidones hasta por docena, y luego esa misma gente ofreciendo a la venta el combustible en redes sociales.
Por supuesto con una buena ganancia.
Personas del llamado “pueblo bueno” -así se refiere AMLO a la población- que sin una pizca de vergüenza encontraron cómo hacer negocio ante una crisis, aplicando aquella máxima de “el que no transa no avanza”.
¿Qué pasa con ellos?, ¿no les importa dejar sin la oportunidad de cargar a personas que seguramente sí necesitan el combustible?, ¿no piensan en los camiones de redilas que transportan alimentos, a vehículos de emergencia o a coches de personas con alguna discapacidad? Me queda claro que no, y que esos huachicoleros “de abajo” no piensan en nadie más que en ellos.
Es momento de reconocer que los transas no siempre están en el Gobierno, sino entre nosotros… Ésos también son corruptos.
En el baúl. Este lunes en la conferencia mañanera, López Obrador hablará de los procesos judiciales que ya se iniciaron por el robo de combustible; dará a conocer algunos montos de lo que los Gobiernos anteriores “invirtieron” en programas sociales, personal, vehículos, etcétera, para resguardar los ductos de Pemex. Habrá sorpresas.