A los 37 años, Roger Federer continuó haciendo historia este domingo. El suizo, que hace unas semanas llegó a los 100 títulos en el Dubai Duty Free Tennis Championships, venció 6-1 y 6-4 a John Isner en la final del Miami Open y siguió rompiendo récords. Así, al llegar a los 101 trofeos en su carrera, Federer sumó su Masters 1,000 número 28, el cuarto en Miami, y cerró exitosamente su primer tramo de la temporada: quitando la derrota contra Stefanos Tsitsipas en los octavos del Abierto de Australia, Federer ha ganado dos torneos (Dubái y Miami) y ha llegado a la final en otro (BNP Paribas Open, donde perdió con Dominic Thiem). Para enmarcar.
Y Federer lo hizo de una forma extraordinaria: ganando todos los puntos que jugó con su primer saque y cediendo solo 3 en total, ante Isner, uno de los mejores sacadores de todo el ATP Tour.
Hasta hoy, Federer e Isner se habían encontrado en 7 ocasiones, con un balance de 5-2 para el suizo. Sin embargo, la última vez que se vieron las caras, en París 2015, el triunfo se llevó el estadounidense en un partido que se decidió con un tie-break en el parcial decisivo. Aunque de ese último partido habían pasado casi cuatro años, el recuerdo de haber salido vencedor impulsó a Isner en el arranque de la final.
El estadounidense, campeón de Miami la temporada pasada al imponerse a Alexander Zverev en la final, logró el gran objetivo de volver a alcanzar el partido decisivo en el segundo ATP Masters 1000 del calendario, colocándose en la posición ideal para defender el título que consiguió en 2018, hasta ahora el primero y único de la categoría para Isner.
Al pisar la pista, Federer se lanzó a disputar su 50ª final de Masters 1000 (con un balance de 27 victorias por 22 derrotas), la quinta en Miami, con una meta entre ceja y ceja: ganar su Masters 1000 número 28, el título 101 de su carrera, el cuarto en Florida tras las victorias de 2005, 2006 y 2017.
Federer, en cualquier caso, no bajó la guardia y aterrizó en el cruce decisivo redoblando las precauciones.
“Sin lugar a dudas tiene uno de esos servicios que no puedes leer. Es así de simple”, dijo Federer el viernes tras conocer que su rival sería Isner. “Esperas que los astros se alineen, escojas el lado correcto, él elija la zona equivocada, quizá no meta un saque y puedas colocarse en situaciones incómodas una y otra vez. Al final se trata de encontrar una solución”.
En la previa, Federer había insistido en la importancia de aprovechar sus oportunidades para romper el poderoso saque de Isner, uno de los mejores del circuito. Sin embargo, el suizo no tardó nada en lograr un break, tomándole la delantera a la final desde bien pronto. Fue en el primer juego del duelo cuando Federer consiguió un break que le colocó con 1-0 en el marcador, una ventaja que rápidamente convirtió en 2-0.
El suizo, como siempre decidido a practicar un tenis muy agresivo, se mostró igualmente decidido a morder al resto, lo que se tradujo en resultados muy favorables para el campeón de 20 torneos del Grand Slam. En 18 minutos de final, Federer le había roto el saque a Isner otra vez para ponerse 4-1, abriendo una brecha enorme en la pelea por el título cuando ganó su siguiente turno de servicio en blanco para mandar 5-1.
Lanzado por la confianza de encontrarse jugando muy cómodo, Federer se hizo con el primer parcial en 25 minutos, rompiendo de nuevo el saque de Isner, sumando un total de tres breaks en esa primera manga. El suizo, que tuvo un balance de 7 golpes ganadores por tan solo 2 errores no forzados, controló a Isner a placer, anulando todas las armas de su contrario.
Aunque más apretado, el segundo parcial fue un reflejo del partido: Federer fue ganando sus saques con solvencia mientras Isner se resintiño de unos problemas en su rodilla derecha que le hicieron terminar la final con evidentes problemas de movilidad, aguantando las lágrimas de impotencia en los ojos.
Así ganó Federer en Miami: tras romperle el servicio a Isner cuando el estadounidense buscaba el 5-5 en el marcador, la forma de cerrar otra gran tarde en su carrera.
LEG