La inseguridad es constante intranquilidad entre los mexicanos. Hay momentos en los que preocupa y hay otros que nos tiene con el alma en un hilo.
Los días anteriores han sido uno de esos periodos donde el tema tiene más visibilidad: primero, por la funesta matanza de Minatitlán. Después, porque las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública confirmaron que acabamos de vivir ─o más bien padecer─ el trimestre más violento en la historia (al menos estadística) de nuestro país. Y no queda ahí. El miércoles en la noche acribillaron a la alcaldesa de Mixtla de Altamirano, Veracruz.
Existen distintos indicadores que nos hablan del nivel de inseguridad. Uno de ellos es la violencia política; las agresiones contra candidatos, militantes de partidos, funcionarios y políticos en general.
La Consultora Etellekt presentó su más reciente Informe de Violencia Política, gracias al cual sabemos que en el primer trimestre de este año se registraron 180 agresiones contra actores políticos. Casi un 50% más con respecto a los 123 ataques documentados en el mismo periodo de 2018. Y eso que el año pasado aconteció la elección más grande en la historia de nuestro país.
Han aumentado el número de amenazas, intimidaciones, actos de acoso y secuestros contra políticos. Por fortuna, hay menos homicidios. A estas fechas del 2018 se habían registrado 38 asesinatos de políticos. Hoy llevamos 24.
Dentro de los interesantes números del reporte, encontramos que una tercera parte de las agresiones fueron cometidas por los mismos militantes de partidos políticos; ojo, muchos de ellos ahora ejercen algún cargo público. Tampoco extraña tanto, amplios registros tenemos de gánsteres en el poder.
El año pasado fueron militantes del PRI los más afectados. Este trimestre han sido los de Morena, que también fue el partido con el mayor número de agresores identificados entre sus filas.
Los estados más violentos para los políticos fueron Oaxaca, Veracruz, Estado de México, Puebla, San Luis Potosí, Guerrero y Guanajuato. Los más pacíficos fueron Baja California Sur, Nayarit, Campeche y Zacatecas, donde no se han reportado casos en este periodo.
Por el mismo informe de Etellekt sabemos que la mayor parte de los políticos agredidos eran del nivel municipal y, además, opositores a los gobiernos de sus estados.
Un último hallazgo, muy relevante, es la violencia política contra la mujer, la cual ha tenido un aumento brutal. Esto se explica, parcialmente, porque ahora ellas ocupan más cargos. Sin embargo, los ataques también responden a la reacción de cacicazgos locales que no quieren nuevos liderazgos femeninos.
La violencia política es muy importante porque habla de los desafíos de gobernabilidad a los que se enfrenta la nueva Administración. Además, aunque la clase política no goce de la mejor reputación, debemos tener claro que su seguridad es necesaria, primero, porque hablamos de personas, y también por la pacificación del país.