Establecer los objetivos prioritarios y las estrategias del Gobierno federal para llevar al país a mejores niveles de bienestar, y al tan anhelado “progreso”, es la función del Plan Nacional de Desarrollo (PND) que cada sexenio se presenta, se analiza y, por supuesto, se critica desde diversos ángulos y en todos los medios de comunicación.

Proyecciones, cifras y metas son desgranados y contrastados con las numeralias de la realidad, así el PND del presidente Andrés Manuel López Obrador no ha sido la excepción, como tampoco ha sido una sorpresa que el documento también refrende sus posturas políticas.

Después de 18 años de perseguir la victoria electoral y obtener la Presidencia de la República, López Obrador y su equipo presentaron un texto al que se le critica por ofrecer más argumentos de carácter político que planes estratégicos para combatir la inseguridad e impulsar la economía.

En el documento se presentan frases como: “La característica más destructiva y perniciosa de los neoliberales mexicanos fue la corrupción extendida y convertida en práctica administrativa regular” o “El sexenio de Miguel de la Madrid fue una transición hacia las políticas neoliberales, las cuales fueron implantadas de lleno en el salinato”, que refrendan la cotidiana retórica de las conferencias matutinas.

Del lado de las cifras, el texto reitera la promesa de campaña de disminuir la delincuencia en 50%, pero en los anexos la reducción se fija en apenas 15%, sin embargo se planea reducir la percepción de inseguridad en cerca de 40%.

La magra reducción de los delitos en contraste con la importante baja en la percepción de sentirse seguros de los mexicanos podría explicarse a través de una estrategia que pasa por la mayor fortaleza de López Obrador: la comunicación.

En idioma musical, el Plan Nacional de Desarrollo es una danza de cifras que se desarrolla al ritmo del manifiesto político y desafina con la sinfonía del entorno nacional. En resumen, la ejecución de la orquesta del Ejecutivo Federal se quedó por debajo de las expectativas del público.

Las dudas también aparecen en lo que a metas económicas, pues además de proyectar un crecimiento de 6% para finales del sexenio, el PND plantea que no se gastará más dinero de lo que ingrese a la Hacienda Pública, pues los recursos para financiar los programas sociales provendrán del combate a la corrupción. Sin embargo, no existe un indicador que pudiera garantizar que ese monto será suficiente o incluso que arroje una cifra con la que se pueda hacer alguna proyección.

“Este Plan de Desarrollo, si quieremos buscar sus antecedentes, se inspira en el plan del Partido Liberal de los hermanos Flores Magón, que se publicó por primera vez en 1906. Es un documento extraordinario; debe ser de lectura obligatoria, sobre todo ahora que tenemos que reeducar a muchos que fueron influenciados por el proyecto neoliberal”, dijo el Presidente en su conferencia de prensa matutina… Tal vez, en la sugerencia literaria podremos encontrar claridad a las numerosas dudas.