Familiares de Aideé Mendoza y Lesvy Rivera, quienes fueron asesinadas en instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se congregaron frente a la Procuraduría local para exigir, de manera pacífica, justicia y verdad en estos casos.
Junto con familiares de otros jóvenes que fueron víctimas de violencia, Gilberta Mendoza, tía de Aideé Mendoza, asesinada en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) plantel Oriente, acudió a la procuraduría para conocer los avances en la investigación.
“Han trabajado desde el primer día; vengo a exigir justicia, a que ya no pasen estas situaciones en las aulas; los padres estamos temerosos de que los hijos vayan a la escuela”, y agregó que ya han tenido también acercamiento de autoridades de la UNAM.
“No es normal; si para el Estado es normal, para nosotros no”, y realizó un llamado a líderes indígenas y profesorado para unirse a la lucha, a quienes reiteró la importancia de hacer algo para frenar la violencia.
Si la ciudadanía apoya al Estado, le gustaría que además el Estado apoyara a la ciudadanía; explicó que buscan oportunidades lejos de sus comunidades y llegan a caminar hasta tres o cuatro horas para estudiar y trabajar y mejorar sus condiciones.
Sacrisanta Mosso, madre de dos adolescentes asesinados en su casa en el Estado de México, abundó que lo único que queda es luchar por ellos, aún después de muertos, por lo que manifestó su apoyo a los familiares de las jóvenes víctimas, “sigamos gritando por ellos”.
La madre de Pamela Gallardo, desaparecida desde hace 600 días tras asistir a una fiesta de música electrónica en la zona del Ajusco, Mari, destacó que no hay líneas claras de investigación, por lo que se sumó a la lucha por la justicia “hasta encontrarlos, hasta lograr una justicia”.
Mientras que Jesús, padre de Verónica Guadalupe, asesinada por su pareja quien la apuñaló 17 veces, continúa clamando justicia, porque aun cuando el asesino tiene 55 años de prisión, obtuvo un amparo, por lo que denunció la corrupción en el Estado de México ya que “no queremos que quede impune la muerte de mi hija”.
El papá de José Víctor lleva cuatro años en lucha por justicia para el estudiante del CCH plantel sur, asesinado por una persona que se impactó en el paradero donde esperaba el camión rumbo a la escuela y que aún sigue impune.
“Conozco su dolor; llegar a mi casa y que no esté mi hijo es muy doloroso. A nadie le deseo este dolor; necesitamos unirnos para evitar más desgracia, pero sobre todo con la corrupción; hasta los tenis le robaron”, enfatizó.
El papa de Gertrudis, integrante de la comunidad otomí residente en la Ciudad de México, sigue buscando a su niña, “no duermo; pensamos: ¿dónde está?, ¿quién se la llevó? Pedimos que la regresen por favor, es una niña de 16 años”.
Araceli Osorio, mamá de Lesvy Rivera, asesinada en instalaciones de la UNAM, destacó que no deberían estar ahí exigiendo justicia, porque sus hijos deberían estar en las aulas.
“Es terrible venir y seguir narrando el primer momento en que nos fue arrebatada la vida de uno de nuestros seres queridos o de la desaparición forzada de uno de nuestros familiares”, puntualizó.
En el caso de Aidee Mendoza, las autoridades deben investigar, procesar y juzgar en su momento, pero con seguimiento a protocolos de actuación.
“Hablamos de un contexto de violencia, que se agudiza con las mujeres que están en un estado laboral o de vida, precario”, por lo que se debe especializar la forma de investigar y hacerlo de manera correcta y contar con información puntual de los casos de violencia que se investigan.
MGL