Durante esta mañana, 20 mujeres que representaron diversos sectores, indígenas, enfermeras, policías, doctoras, militares, trabajadoras del hogar, entre otros, acompañaron al Presidente  Andrés Manuel López Obrador en su acostumbrada conferencia matutina.

Al inicio de la misma se les repartió chocolate y pan para que lo degustaran mientras el Presidente respondía preguntas de la prensa; sin embargo, las invitadas se cohibieron de comer frente al mandatario y optaron por dejar la comida en el piso, incluso una de ellas derramó el chocolate en el piso del Salón Tesorería, donde se realiza la conferencia.

“Antes que nada, el día de hoy transmitir una felicitación a todas las madres de México en su día, a las que viven, y recordar eternamente a las que ya no están con nosotros.

 

 

“A las madres de los pueblos, de las comunidades, las que viven en el medio rural, a las madres que viven en colonias, en barrios, en unidades habitacionales, en las ciudades, de todas las clases sociales, de todas las culturas, de todas las religiones, de todas las corrientes del pensamiento”, fue como abrió la conferencia que inició con cuatro minutos de anticipación.

Tras una hora y 17 minutos de hablar sobre Pemex, la refinería de Dos Bocas, Tabasco, corrupción y violencia, la denominada Mañanera se transformó en una especie de festival del Día de las Madres, versión cuarta transformación.

 

La presentadora llamó a las invitadas a acompañar al Presidente al escenario, aunque las primeras no atendieron el llamado, fue la quinta madre la que se levantó y entonces todas dejaron sus asientos de la primera fila.

 

 

La última mujer en acercarse fue Beatriz Gutiérrez Müller, quien entró al Salón Tesorería hasta ese momento, y tras ella llegó el Mariachi Juvenil de México entonando “Las Mañanitas”.

A esa pieza, le siguió “Hermoso Cariño”, “Mujeres Divinas” y después la que el jefe del Ejecutivo pidió para las madres: “Amor Eterno”, acción que le valió un cariñito en la barbilla de parte de su esposa Beatriz.

 

 

Apenas sonaban las primeras notas de la canción, el Presidente dirigió su mirada hacia el techo, quizá recordando a su madre Manuela o a su esposa Rocío Beltrán, madre de sus tres primeros hijos, ambas finadas.

“Tarde o temprano estaré contigo para seguir amándonos” fue la frase de la canción que ya tenía al Presidente con los ojos al borde de lágrimas, pero optó por morderse la lengua para contenerse.

Su esposa Beatriz también se mostró triste en la mayor parte de la canción.

El mariachi cerró con “Mi Cariñito”, canción que el vocalista intentó que Olga Sánchez, secretaria de Gobernación, cantara, pero ésta le huyó al micrófono.

 

 

 

Reconocen cercanía

 

López Obrador dio la palabra a parte del “ramillete” de madres. Las que se animaron a tomar el micrófono lo mismo enviaron felicitaciones a sus homólogas o reconocieron al morenista.

“Nunca me había sentido tan cercana a un presidente”, expresó Marcela Rodríguez, directora de orquesta. “Quiero mandar mi solidaridad a las madres que perdieron sus hijos por el narco”, Areli Carreón, alcaldesa de la bicicleta.

“Al presidente le digo que nosotras las mujeres también le vamos a chingar hombro con hombro con él”, Hortencia Aguillón, despachadora de gasolina. “Es la primera vez que en tantos años un presidente nos llama en un lugar cálido, con voz sencilla y con algo que es tan importante: con amor, con cercanía”, Elena Poniatowska, escritora.

 

 

“A esos pequeñitos que se vuelven luego grandes, y después seremos abuelos, cuidarlos siempre y protegerlos mucho. Feliz Día de las Madres a todas.
“Y felicidades a nuestra patria porque es nuestra madre”, fueron las palabras con las que cerró el festejo Beatriz Gutiérrez Müller.

La pareja presidencial se fotografió y despidió de las invitadas.

Además, se les entregó como regalo una artesanía del Fondo Nacional de Fomento a las Artesanías (Fonart).

 

JMJS