Lo de menos es que el Gobierno federal sea condescendiente con los Gobiernos estatales y municipales. Pero lo que ocurre es que las autoridades locales se están deslindando de la seguridad en sus plazas y le están dejando todo el trabajo a los mandos federales.

Sólo que hay problemas de acomodo: 90% de los delitos son de orden común y por tanto responsabilidad de estados y municipios. Y sólo 8% es de fuero federal. Y sin tener facultades legales, el Gobierno federal tendrá que cargar con los delitos locales.

Primero fue la decisión presidencial de no cobrarle pago de servicios a los Gobiernos locales por el uso de la Guardia Nacional, a pesar de que la reforma constitucional estableció incluir ese criterio en la ley reglamentaria.

Y ahora se pospone otro año la certificación de control de confianza de las fuerzas locales de seguridad, pero en el escenario de que desde 2008 se había prometido justamente controlar y capacitar a policías estatales y municipales.

Lo grave de todo es que en los sexenios de Calderón y Peña nadie forzó la capacitación y control de confianza de policías estatales y municipales, y no ha pasado día en que no se difundan datos de fuerzas policiacas locales al servicio del crimen organizado.

El problema radica justamente en las Policías locales por el peso de los delitos del fuero común. La Guardia Nacional, que también tiene que certificarse, apenas se está configurando. Sin embargo, las Policías estatales y municipales debieron de hacerlo desde 2008, por el Acuerdo de Seguridad firmado con fechas de vencimiento a raíz del asesinato de Fernando Martí.

Lo grave no es otro año de plazo para la certificación de Policías locales, sino el hecho de que gobernadores y alcaldes están decididos a no hacer algo para elevar su calidad policiaca y todo el peso caerá, gratis, ya se sabe, en la Guardia Nacional.

Zona Zero

Las leyes secundarias para la Estrategia de Seguridad Pública están retrasando la aplicación integral de la estrategia. El problema podría ser mayor al estimado: la oposición quiere ponerle más candados a la estrategia y a la Guardia Nacional, y con ellos se reducirán los resultados esperados, mientras la violencia del crimen organizado sigue estallando crisis en toda la República.

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