La inabarcable ciudad de México cabe en un aplicación; de alguna forma ya no tenemos que recorrerla en su totalidad para asegurar que la conocemos. Si se usa la brújula virtual de Foursquare siempre sabremos qué hay alrededor de nosotros y a cuantos metros:  plazas comerciales, museos, restaurantes, cafés, hoteles… También hay aplicaciones que nos dan información sobre la disponibilidad de bicicletas y bici-estaciones del gobierno del Distrito Federal, las que nos alertan de sismos o del tráfico, así como las que nos ayudan a desplazarnos por la red del Metro, ¿y las de placemaking? Es decir, dónde están las que impulsan lo que llamamos en español “hacer ciudad”.

 

En Chicago, autoridades, organizaciones privadas y vecinos interesados pusieron en marcha la campaña A Guide to Neighborhood Placemaking (Guía para Placemaking Barrial) para que los ciudadanos entren en una dinámica más creativa con el espacio público para reescribir el relato de las calles y su relación con las dinámicas humanas; se trata de dejar de ser un transeúnte-voyeur para convertirse en un transeúnte activo que ayudaría a la comunidad a buscar soluciones a los desafíos del colectivo.

 

En el Distrito Federal hay algunos ejemplos donde dependencias del gobierno apoya a los capitalinos que participan en las redes sociales, por ejemplo están los casos de las cuentas de Twitter @OrientadorVial, @unidad_tormenta o @sismologicoMx, entre otras, que cumplen la labor de sugerir y prevenir.  También hay las que alertan de enfrentamientos armados en municipios y carreteras de Tamaulipas donde la criminalidad mantiene cercos informativos en gobiernos y medios locales.  A esto se le conoce en inglés como crowdsourcing y hace referencia a los ciudadanos que denuncian problemas a través de un dispositivo celular, en tiempo real y con la posibilidad de seguir el asunto vía internet.

 

Los crowsourcing urbanos funcionan de la siguiente forma desde el check-in que hace un automovilista tras resultar afectado por un bache hasta la denuncia de narcotienditas (lo que de paso complica el asunto del anonimato).

 

Los smartphones han sido incorporados a la vida para, entre otras cosas, encontrar amigos, pero también para monitorear cuántas personas se quejan de lo mismo, por lo que las apps de crowsourcing o placemaking  dan la oportunidad de solucionar asuntos y darle seguimiento. Según encuestas, quienes denuncian vía internet dan mayor atención al proceso que los que lo hacen por teléfono. Aquí se abre una oportunidad enorme para la ciudadanía de hacer de la ciudad de México, Guadalajara, Monterrey o cualquier metrópoli de narrar la vida urbana desde un punto de vista más participativo, o ¿qué opinan?

 

 

 @urbanitas