Foto: Pixabay Los asiáticos apelan a sus tradiciones y cultura para continuar con la caza de ballenas, que a partir de julio será abierta y sin restricciones  

Japón retomará de manera abierta la caza ballenera a partir de julio próximo, luego que decidió abandonar la Comisión Ballenera Internacional, a la que pertenecía desde 1986.

Sin embargo, a partir de 2017 el país asiático caza a los mamíferos, sólo que lo hacía con fines científicos, lo que para los críticos era una farsa, poco más que una fachada para la caza comercial de ballenas, pues tras “estudiarlas” podían vender su carne.

La última temporada de caza de ballenas con fines de ciencia dio inicio luego de que cinco barcos japoneses zarparon del puerto de Abashiri, en Hokkaido, al norte del archipiélago.

Apenas unas horas después de dejar el puerto este sábado, a 20 kilómetros de la costa, la flota cazó una hembra de ballena minke de tres toneladas de peso y de siete metros de largo.

Los medios de comunicación pudieron observar la operación de desestiba del cetáceo. Éste fue llevado más tarde a una instalación de Abashiri para su despiece.

Japón lleva a cabo desde 2017 la caza de cetáceos con fines científicos en esta zona. Cada año se fija un objetivo de 47 capturas de ballenas minke. Este tipo de operaciones va a terminar a finales de junio, ya que el 1 de julio comenzará la caza comercial.

El archipiélago anunció el 26 de diciembre su retiro del acuerdo internacional, el cual estableció una moratoria para la caza de ballenas en 1986, y reanudará la caza comercial de ballenas, una medida que busca apoyar a una industria que tiene gran importancia cultural en ese país asiático, a pesar de que la demanda por la carne de ballena ha caído.

En los últimos días se dio a conocer que científicos estudian la posibilidad de que exista alguna relación entre el cambio climático y la capacidad de carga de las ballenas grises, luego que más de 60 animales han sido hallados muertos este año -al parecer por inanición- en las costas de Alaska.

Los especialistas están preocupados porque continúan encontrando ballenas varadas en las playas, que según las revisiones físicas murieron por falta de alimento, lo cual sugiere que la población de esos cetáceos habría alcanzado su capacidad de carga.

 

DJOR/LEG