Hace apenas un par de semanas fue que falleció Bill Buckner, pelotero de la MLB que tuvo una carrera impresionante de 22 años al más alto nivel, pero que hasta el último día de su vida fue recordado por el error que le costó a los Red Sox la Serie Mundial en 1986.
Como él, ha habido una serie de figuras en el deporte de todas las décadas que tuvieron temporadas fenomenales, pero que un momento, un episodio que duró en la mayoría de los casos menos de un segundo, los condenó al repudio masivo.
Aquí te presentamos algunos de los casos más famosos que se han suscitado y que tuvieron repercusiones incluso más allá del campo de juego.
Acrecentó la maldición
Como lo dijimos al inicio, Bill Buckner, primera base y jardinero que transitó el diamante durante más de cinco lustros quedó en la memoria colectiva después del juego 6 de la Serie Mundial de 1986 en la que los Red Sox enfrentaron a los Mets.
En el décimo inning, con el score 5-4 y dos hombres en base, Mookie Wilson bateó una rola de trámite por la primera base. Buckner custodiaba la inicial y lo que pareció una captura normal, se convirtió en el momento más doloroso de toda una ciudad que vio como se iba el título que no ganaban desde 1918 y la famosa Maldición del Bambinon seguía vigente.
A pesar de todo lo que realizó el guardia de la inicial, su error lo marcó de por vida y si bien todos los fanáticos patirrojos lo perdonaron, nunca pudo quitar esa imagen de los aficionados a la pelota caliente.
Il Divin Codino
En la Copa del Mundo de Estados Unidos 1994, una Italia como siempre más aferrada a no permitir gol que a apabullar a los rivales con anotaciones al por mayor, tuvo en Roberto Baggio a su gran figura y quien llevó a la Squadra Azzurra hasta la final del Mundial. Baggio fue el capocanonniere de Italia y ese año fue el mejor de su carrera con la tricampeona mundial en ese momento.
En la final contra Brasil se esperaba mucho y se ofreció poco por parte de ambas escuadras. La resolución de un juego somnoliento se fue hasta los penales. Ahí, el Divin Codino vivió el peor momento de su carrera. Baresi falló el primer tiro de Italia. Márcio Santos erró también el primero de Brasil. Los cuatro siguientes disparos entraron. Massaro falló y Dunga acertó para poner en ventaja a Brasil en el cuarto tiro de la tanda.
Baggio era el responsable de mantener con vida a Italia. Colocó el balón en el manchón y como cuatro años atrás se preparó para volver a ejecutar en una tanda definitoria. Cobró con la diestra fenomenal que poseía a la derecha de Taffarel, quien se venció a su izquierda, pero la pelota salió por encima del travesaño.
Brasil se convirtió en tetracampeón del mundo con esa fallo y Roberto Baggio quedó recordado como el culpable de dar el triunfo a la verdeamarela, pese a que no volvió a fallar un tiro penal y fue uno de los mejores goleadores en los 80 y 90 con los equipos más importantes de Italia.
La maldición de un gol
Justo a la mitad del siglo XX, Brasil albergó el Mundial de futbol por primera vez en su historia y se preparaba de igual manera para levantar su primer título. Nada podía salir mal, nada. Brasil pasó la fase de grupos sin problemas y goleando. Sólo permitió dos goles y en la fase definitoria contra Suecia y España, fueron también dos goles los que tuvo en contra. El responsable de esa seguridad en el arco era Moacir Barbosa.
Barbosa, un portero estupendo que tras estar un par de temporadas con el Ypiranga, fue fichado por el Vasco da Gama y se volvió un ídolo. Moacir era un guardameta de garantías y venía de ser campeón de la Copa América con Brasil en 1949.
En la final y tras un empate a uno, al 79′, Alcides Ghiggia disparó a la puerta de Barbosa, quien se arrojó como una de tantas veces en las que sacó remates aun más complicados, pero la caprichosa le hizo la maldad. “Llegué a tocarla y creí que la había desviado a tiro de esquina, pero escuché el silencio del estadio y me tuve que armar de valor para mirar hacia atrás. Cuando vi que la pelota estaba dentro del arco, un frío paralizante recorrió todo mi cuerpo y sentí de inmediato la mirada de todo el estadio sobre mí”, describió desconsolado Moacir Barbosa.
Uruguay terminó como campeón del mundo y Brasil en luto nacional. Se dice que hubo suicidios tras la derrota que derivó en el famoso Maracanazo. Nadie recuerda tanto el nombre de algún miembro de aquella Selección brasileña que el de Moacir Barbosa, sobre todo para señalarlo por como dijo una vez una señora a su hija en la calle cuando lo vieron: “mira, este hombre fue el culpable de hacer llorar a todo el país”.
Como es habitual, el ser humano busca materializar la culpa de una catástrofe en un individuo, Moacir fue el desafortunado idoneo. Nunca fue perdonado por haber dejado pasar ese balón que le frustró a todo un país el festejo que más esperaban. Tanto que en 1993, cuando fue a la concentración de Brasil, no le permitieron la entrada y le pidieron que no regresara.
Se le escapó al gato
En 1976, durante un partido entre Cruz Azul y Atlante, el mítico portero Miguel Superman Marín cometió el autogol más recordado para un arquero al hacer un amague de despeje y meter el balón a su portería. No cargó con una maldición como otros, aunque esa imagen del autogol es la que viene con más recurrencia a la mente de los aficionados al futbol al escuchar su nombre.
Lo que debes de saber
OTROS CASOS DESAFORTUNADOS
LA PEOR DECISIÓN. En el Super Bowl LXI entre Patriots y Seahawks y a falta de 26 segundos para terminar el juego, Pete Carroll, head coach de Seattle, ordenó a Russell Wilson lanzar el balón cuando sólo requerían una yarda para anotar y ganar el partido. Porter interceptó el envío y los Patriots se llevaron su cuarto Vince Lombardi.
EL COSTO DE UNA ELECCIÓN. En el Draft de la NBA de 1984, estaba entre los prospectos un joven de nombre Michael Jordan, quien después de Hakeem Olajuwon, era el más codiciado. Los Rockets seleccionaron a Olajuwon y los Blazers optaron por Sam Bowie antes que Jordan. Los Bulls no dejaron pasar la oportunidad y eligieron a Su Majestad. El resto todos lo conocemos.
PAGÓ CON LA VIDA. En el Mundial de 1994, Andrés Escobar marcó un autogol en el juego de Colombia ante Estados Unidos con el que los sudamericanos quedaron eliminados. Al volver a su país, sólo un par de días después, Escobar fue asesinado por narcotraficantes colombianos que perdieron mucho dinero en apuestas.
HASTA TRES OPORTUNIDADES. Martín Palermo ostenta todavía un Récord Guiness desafortunado. Durante la Copa América de 1999, el delantero argentino falló tres penales contra Colombia y la albiceleste quedó eliminada. Curiosamente, se le recuerda más por eso que por ser el máximo goleador en la historia de Boca Juniors.
Frases
“En Brasil, la mayor condena por un crimen es de 30 años de cárcel, yo llevó 40 años pagando por un crimen que no cometí”: Moacir Barbosa en 1993
Números
27 goles marcó Roberto Baggio con Italia; el único penal que falló fue aquel de 1994, pues en 1990 y 1998 anotó en tandas similares
200,000 personas estuvieron en el Maracana en la final de 1950; es aún la mayor asistencia en un juego mundialista hasta la fecha
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