La capitana del barco de la organización Sea Watch, Carola Rackete, fue detenida hoy luego de violar la prohibición de las autoridades italianas y haber atracado en Lampedusa, con 42 inmigrantes a bordo, tras 17 días de permanecer en el mar, sin que se les permitiera desembarcar.
La activista alemana, quien no opuso resistencia a su arresto por la Guardia de Finanzas, fue detenida por violación al artículo 110 de código de la navegación que castiga con la pena máxima de 10 años a los que cometen actos de violencia o resistencia a un buque de guerra, reportó la agencia italiana de noticias Ansa.
Después de dos semanas en medio del mar, el Sea Watch 3 entró en las primeras horas de este sábado en el puerto de Lampedusa violando las advertencias de la Guardia de Finanzas.
Antes de arribar al puerto la capitana anunció a la tripulación la decisión que había tomado “No puedo soportarlo más, Tengo que llevarlos a un lugar seguro”.
El ministro del Interior, Matteo Salvini, prevé que el lunes próximo los jueces “confirmen el arresto de la capitana de Sea-Watch 3 que esta noche ha hecho un acto de guerra contra nuestro país, si este no es el caso, ya hemos preparado una orden de deportación”, advirtió.
Mientras se define la situación de la capitana, los inmigrantes ya desembarcaron y fueron trasladados a un centro de recepción en la isla italiana de Lampedusa.
Tras conocerse la noticia del desembarco, Francia se dijo lista para recibir a 10 de los inmigrantes del Sea Watch 3 “a la par de otros socios europeos que han asumido compromisos similares”, anunció el ministro francés del Interior, Christophe Castaner.
También Alemania, Portugal, Finlandia y Luxemburgo estarían dispuesto a recibir a los inmigrantes.
La embarcación de bandera holandesa rescató el 12 de junio pasado a unos 53 migrantes en aguas internacionales próximas a Libia, días después 11 personas fueron evacuadas por motivos médicos tras una inspección sanitaria de la Guardia Costera italiana.
Sin embargo, al ingresar en aguas italianas, el 26 de junio pasado, se desató una polémica con la organización Sea Watch y el gobierno de Italia que mantiene una política de puertos cerrados a la inmigración.
DJOR