Luego de que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador iniciará hace unos días la distribución de 10 millones de ejemplares de la Cartilla Moral a través de la Secretaría de Bienestar y la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristiana Evangélicas (Confraternice). La Arquidiócesis Primada de México, que preside el cardenal Carlos Aguiar Retes, señaló que es una preocupación del gobierno para fortalecer los valores en la familia y la ética en el campo laboral es sin duda es positiva, pero la tarea primordial de todo gobernante es el establecimiento auténtico y estable de un Estado de Derecho.
“Si nuestro gobierno quiere alentar una Cartilla Moral, bien haría en seguir respaldando la institución familiar natural, debidamente constituida, pues ningún otro ambiente sería más propicio y eficaz para que el ciudadano adquiera los valores que le acompañen de por vida.”
A través de la editorial del semanario Desde la fe publicada este domingo, la iglesia católica menciona que el panorama que vive México no es sencillo, y menos cuando parece más fácil replicar acciones y esquemas al margen de la ley y los valores, que enfrentar al mal con principios sólidos de ética y moralidad.
Señaló que el fomento de valores y la promoción ética debe reconocerse y alentarse como tarea principal de los padres de familia, y de las instituciones o grupos que ayudan en su responsabilidad. Al hacerlo desde una instancia de gobierno se corre el “peligro de la banalización” y puede tomar el derrotero de la demagogia.
“La creación o manejo de documentos con nombres llamativos, ocupando palabras que después serán devaluadas o manipuladas, o que sean utilizadas para justificar una política pasajera, sólo conducirá a quitarles importancia y peso: terminarán desechadas de nuestro diccionario familiar o usadas sin propósito real. Cuidado, entonces, con el uso de la palabra ‘moral’, y más cuando a las vistas es anticipo de otro documento que recibirá el nombre de Constitución Moral”.
La Arquidiócesis de México menciona que como representante de Iglesia católica no tiene como “tarea evaluar, validar o descalificar este tipo de caminos”; pero al ser parte de esta sociedad, tiene como misión hacer valer su aportación como agente social y ubicar en sus dimensiones y alcances los valores y principios que propone.
“Imaginar que con un texto típico se solucionen nuestros problemas éticos, sería como mostrarle una receta al enfermo esperando –sólo con eso– su pronta curación”, concluye del documento.
CS