Keyonce Lee Hang termina los preparativos para el to’ona’i, almuerzo tradicional que se sirve después de la iglesia dominical en Samoa.
De constitución fuerte, con pestañas postizas, su entrada es imponente cuando llega a la iglesia los domingos, con su mejor vestido. El nombre se lo puso en honor a la cantante estadounidense Beyoncé.
Hombre desde el punto de vista genético, Lee Hang es una fa’afafine samoana, un término que se traduce como “a la manera de una mujer”.
En la cultura polinesia, fa’afafine es un “tercer género”, según la Asociación Fa’afafine de Samoa, y ha formado parte de la vida de esta isla a la mitad del Pacífico desde tiempos inmemoriales; son miles en las islas de Samoa.
“La sociedad occidental trata de etiquetarnos: gay, trans y queer… pero fa’afafine es nuestra identidad cultural”, dice Lee Hang, “a pesar de tu cuerpo, si lo amas, acéptalo y embellece lo que tienes, es lo que importa”.
La ley local penaliza las relaciones sexuales entre hombres, pero esta comunidad tan especial tiene cierta licencia para rebasar esos límites.
Las fa’afafines modernas han logrado ganarse el favor de gran parte de la comunidad samoana por su arduo trabajo, especialmente mediante el liderazgo de causas humanitarias y la realización de funciones de asistencia, como la de cuidar a los ancianos.
Durante los Juegos Olímpicos del Pacífico, celebrados en Samoa en julio, se pudo ver a grupos de fa’afafine repartiendo literatura sobre salud sexual y preservativos a atletas en las calles de la capital, Apia.
¿Un reto a vencer?, la relación con la Iglesia…
Por: Jonathan Barrett con información de Reuters
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