Realmente me sentiría fatal si por un segundo reclamara a la 4T el hecho de que el peso mexicano se ha visto tan seriamente presionado en su cotización frente al dólar durante los últimos días.
Esa caída acelerada que ha tenido desde los 18.95 del miércoles pasado, a los 19.65 que tocó ayer (20 pesos en su cotización al menudeo), tiene más que ver con cuestiones externas que con las andanzas económicas desafortunadas del actual Gobierno.
Pero esta condición actual de la paridad es muy útil para que el presidente Andrés Manuel López Obrador vea que con el tipo de cambio no se cuenta, como para que lo use como trofeo de los éxitos que, según él, tiene su administración.
Ha dicho en repetidas ocasiones que el peso es fuerte porque hay confianza en su gobierno. ¿La actual condición de depreciación que ha tenido el peso frente al dólar sería porque se perdió en menos de una semana la confianza del mercado en la 4T?
Es un hecho que la paridad de una moneda deja ver también la confianza en una economía. Y si nos atenemos a las muestras que ha dado la relación peso-dólar por factores internos, la realidad es que se mostraría más desconfianza que un aval del mercado cambiario.
Lo que ha mantenido al peso estable, que no fuerte como en aquellos tiempos del superpeso, es que las tasas de interés en México son altas. Hay buenos premios en un país con una economía que conserva el grado de inversión y con una evidente estabilidad macroeconómica.
Pero eso no es producto del triunfo del gobierno de López Obrador. Aunque duela, fue una herencia del neoliberalismo contar con esa economía estable, con grado de inversión y fortaleza macroeconómica.
Y, lo que es más, esos conservadores, neoporfiristas y mafiosos del poder neoliberal mantuvieron la economía estable durante todo lo que va de este siglo.
El descalabro del peso de estos últimos días, muy en especial el de ayer, tiene que ver con factores totalmente ajenos al control del presidente López Obrador.
En este momento, en el mundo dos gigantes del tamaño de China y Estados Unidos están en pleno pleito comercial. Y apenas la semana pasada esta pelea se agravó con la aplicación de más aranceles por parte de Donald Trump.
Pero como el chino no es manco, le recetó a Washington un cachetadón cambiario. El Gobierno de Beijing acaba de devaluar su moneda, el yuan, para abaratar sus exportaciones. Pero esto causa estragos en todo el mundo financiero, incluido el mercado cambiario mexicano.
Así que sería altamente injusto, impreciso y mañoso culpar al gobierno del presidente López Obrador de la depreciación de los últimos días.
Pero que sirva de lección a la 4T que no se puede presumir lo que no se controla.
Si quiere influir positivamente en la fortaleza del peso, que busque la manera de aumentar la confianza entre los agentes económicos.
Si quiere descomponer más al peso mexicano… que siga como va hasta hoy.